Con las particularidades que les da ser metrópolis del poder mundial, la precarización social y la explotación laboral son también en Berlín y Europa el motor que mueve los capitales empresariales hegemónicos. La semana pasada, miles salimos a las calles a mostrar nuestra rabia contra la anulación de la ley de control de precios de alquileres, que protegía, en primera línea, a la clase trabajadora y a la población migrante. A propósito de esta coyuntura, que pone en entredicho el mito del estado de bienestar alemán, presentamos un análisis del compañero Dario Farcy.
Por Dario Farcy
El jueves 15 de abril del 2021 fue un día de contrapuntos. Un día de injusticia, un día en donde los que gobiernan al mundo dejaron en claro quién gobierna, pero también fue un día de furia y de esperanza para lo que viene. Fue un día de esos que no abundan en Berlín.
Ese día la Corte Suprema de Alemania (Bundesverfassungsgericht) decidió que la ley que imponía un límite al aumento irregular de alquileres (Mietendeckelgesetz) en Berlín es inconstitucional. Ningún valor tiene, al parecer, que esta medida afecte a más de 1.5 millones de habitantes de la ciudad capital[1]. Tampoco parece importar que la Ley fue aprobada en enero de 2020 en el Senado de Berlín con votos de la mayoría de lxs diputadxs elegidxs por el pueblo. Quedó claro que el Estado sigue manteniendo esa variable escrita en piedra desde sus orígenes: defender los intereses de los que más tienen.
La decisión judicial reabre la posibilidad para que los grandes jugadores del sector (entre ellos la gigante inmobiliaria “Deutsche Wohnen” que tiene un total de 110.000 departamentos solo en la capital alemana y es la segunda empresa más importante del sector a nivel nacional, por debajo de “Vonovia”)[2] impongan condiciones y precios con el único límite de su imaginación, al mismo tiempo que puedan cobrar retroactivamente los alquileres desde diciembre hasta la fecha.
Es un día triste para la gran mayoría de lxs habitantes de Berlín, incluso para esxs que hoy en día piensan que esta medida no los afecta pero que más rápido que tarde verán su nivel de vida decaer ante el aumento generalizado de precios (desde el año 2009 los alquileres han aumentado un 40% en Berlín, mientras que la inflación acumulada en esos años fue de solo 14,1%)[3]. No es menor tener en cuenta que la medida afecta a 9 de cada 10 departamentos en alquiler en la ciudad[4]. Pocas veces quedo tan claro el efecto negativo directo de una medida sobre las mayorías, también pocas veces ha quedado más claro la connivencia entre partidos políticos de derecha y el poder judicial.
Desde Latinoamérica sabemos muy claramente lo que significa la colusión entre el poder judicial y los partidos defensores del estatus quo. En nuestras tierras el llamado lawfare ha logrado destruir leyes ampliamente debatidas por el pueblo y votadas por una gran mayoría de lxs diputadxs y senadorxs, como la Ley de Medios en Argentina, o han logrado perseguir y encarcelar a líderes populares como Lula en Brasil. Son solo algunos ejemplos de cómo la supuesta imparcialidad de la justicia y la división de poderes solo funcionan cuando se trata de defender los intereses de las grandes corporaciones.
En el caso alemán esta alianza entre grupos empresarios, partidos de derecha y sistema judicial quedó demostrada sin sutilezas en el proceso contra la Mietendeckel. Desde la aplicación de la normativa los partidos representantes de las corporaciones, es decir la CDU y el FDP, comenzaron una campaña en contra de la misma, llegando al extremo de que 284 diputadxs de estas fuerzas presentaron la demanda sobre la cual se expidió la Bundesverfassungsgericht.[5]
Como si esto no fuera suficiente, el presidente de la Bundesverfassungsgericht es un miembro reconocido de la CDU y fue diputado en el Bundestag por más de diez años en representación de ese partido. Así el actual partido gobernante, que posiblemente también lo será en el futuro, cierra el círculo de intereses privados. Haciendo lobby, presentando la demanda y teniendo entre sus filas al juez “imparcial” definen públicamente, lo que ya han decidido de espaldas al pueblo: defender los intereses de los empresarios del negocio inmobiliario. Razones de sobra tienen para accionar de esta manera: el 80% de los aportes económicos de la CDU provienen de las empresas inmobiliarias.[6]
No hay que olvidarse de esta terrible historia, ya que los grandes medios de comunicación, de la mano de los partidos de las inmobiliarias, están lanzando una campaña para desligar de la culpa que les compete a esos partidos por empeorar significativamente los niveles de vida de la población. A nadie se le escapa que la decisión de la Bundesverfassungsgericht es una de las más controversiales de los últimos años, y que implica un gran costo político para los partidos que la apoyan. En septiembre de este año habrá elecciones nacionales, y allí se encuentra la razón para intencionalmente confundir a la opinión pública sobre quien tiene la responsabilidad política de esta decisión.
Enfrente del poder judicial está el pueblo
Al mismo tiempo ese día fue uno de lucha y de expresión de rabia popular frente a estas medidas en contra de millones de personas. Espontáneamente entre 15.000 y 20.000 se movilizaron en contra de la resolución de la corte suprema. Se movilizaron diferentes sectores que habitualmente no comparten consignas o banderas en común, pero que entienden claramente que la lucha contra la especulación financiera es uno de los puntos centrales de la situación actual. En una ciudad y en una sociedad donde lo espontaneo no abunda y las formas de intervenir en la escena pública se encuentran hiper-reglamentadas, es algo que vale la pena remarcar.
A su vez, existen diferentes propuestas para lanzar una campaña a nivel nacional similar a la que llevó a la ley de Mietendeckel en Berlín.
En un contexto en donde la vida social y política debido a las medidas tomadas ante la pandemia global han quedado fuertemente restringidas, y donde ha quedado al descubierto quienes son los que efectivamente gobiernan nuestros Estados, esto puede ser la chispa que inicie un nuevo ciclo ascendente de luchas populares.
Hasta ahora, el Estado alemán ha dejado claro que defenderá los intereses privados por sobre el de las mayorías; con pandemia, o sin ella. Y la perspectiva de un nuevo gobierno de la CDU liderado por su ala más extrema parece configurar un escenario de mayor debate, unidad y organización de los sectores progresistas y de izquierda en pos de encontrar respuestas colectivas a esta pandemia llamada capitalismo.
La decisión de las elites de ir en contra de la Mietendeckel puede haber sido el punto de inflexión para que muchxs ya no depositen sus confianzas en los partidos tradicionales y en el sistema en general. Podemos estar asistiendo a un aumento de la desconfianza que las mayorías tienen frente a las instituciones públicas, y eso implica una tarea ardua para la izquierda en búsqueda de respuestas innovadoras y creativas en aras de construir mayorías que permitan transformar la realidad.
[1]https://www.sueddeutsche.de/politik/berlin-mietendeckel-karlsruhe-1.5265936
[2]https://www.tagesspiegel.de/berlin/deutsche-wohnen-in-berlin-110-000-wohnungen-110-000-renditeobjekte/20425844.html
[3] https://www.inflationsrate.com
[4]Bundesverfassungsgericht: Berliner Mietendeckel verfassungswidrig | tagesschau.de
[5]https://www.tagesschau.de/inland/innenpolitik/mietendeckel-klage-101.html
[6]https://www.spiegel.de/politik/deutschland/lobbyismus-immobilienwirtschaft-ist-groesster-cdu-spender-a-e7fb0d5d-28a0-4532-b4a4-a3a8bbab75f4-amp?fbclid=IwAR0CayI-EsATvLCxlG_ia4BKcLJD8q6Zdbe1CetykcBGqSJi3fD-k-ifnu8