Desde la rabia, por el internacionalismo
Mientras escribimos estas líneas, hay un genocidio en marcha contra el pueblo palestino en Gaza y Cisjordania. En menos de un mes han sido asesinadas más de 9.000 personas, con los números subiendo minuto a minuto. Mientras escribimos estas líneas, cada 15 minutos muere une niñe en Gaza producto del bombardeo brutal al que están siendo sometides por parte del Estado de Israel. Mientras escribimos estas líneas, hay miles de personas en las calles del mundo movilizadas contra el horror, siendo reprimidas, perseguidas, encarceladas y amenazadas. Hoy escribimos desde el más profundo dolor, desde la rabia y la impotencia de ver el exterminio de un pueblo entero ante nuestro ojos. En las siguientes líneas expresamos nuestra posición política como colectivo migrante en Berlín, ciudad actualmente sitiada por la policía.
Enraizada en la memoria
El Bloque Latinoamericano de Berlín es un colectivo que nació de la necesidad de expresar y hacer práctica nuestra solidaridad con los territorios y pueblos de donde venimos, pero también con el resto de los pueblos históricamente oprimidos. La solidaridad con el pueblo Palestino está enraizada en nuestra memoria, y con ella migramos a este país para seguir luchando contra las injusticias.
Nuestro corazón del sur late fuerte en todas partes y se organiza para acabar con el silencio, por eso entendemos la importancia de hacer en este momento y en este país un ejercicio político y necesario contra el olvido. El horror que avanza hoy contra el pueblo palestino no es un caso aislado que inició como respuesta a los atentados de Hamas el 7 de octubre; es por el contrario la continuación de una historia de más de 75 años de opresión, ocupación y asesinato sistemático del pueblo palestino por parte del Estado de Israel; solo bajo la tutela de poderes imperiales como Estados Unidos y Europa es posible bombardear, encerrar, ocupar, torturar, perseguir, encarcelar, censurar a un pueblo entero dentro y fuera de su territorio durante siete décadas, mientras se construye un discurso hegemónico en los medios globales de comunicación para justificarlo.
Desde la rabia, por el internacionalismo
Lo decimos claro y fuerte: El Estado terrorista de Israel está perpetuando un genocidio en Gaza, y no representa al pueblo judío. Así como tampoco Hamas representa al pueblo palestino.
Las acciones del Estado israelí, con el gobierno de extrema derecha de Netanyahu a la cabeza, como el bloqueo total de Gaza que ha dejado a la población sin electricidad, agua y comida, son crímenes de guerra. El bombardeo constante de uno de los territorios más densamente poblados del mundo, encerrado y aislado por este mismo, es también un crimen de guerra y de lesa humanidad. Gran parte del área que ocupa Israel hoy son territorios ocupados e invadidos en contra de los derechos y acuerdos internacionales. Varias instituciones, como la ONU y Amnistía Internacional, ya han denunciando el sistema de apartheid que se instaló en la región, al igual que ahora denuncian la acción desmesurada de Israel, el castigo colectivo que se ejerce contra la población palestina, y el genocidio que están cometiendo en nombre del derecho a la legítima defensa.
El Bloque Latinoamericano es antiimperialista, luchamos y denunciamos cualquier forma de opresión colonial e imperial que atente contra la vida y la dignidad de los pueblos. Nos hemos posicionado anteriormente en contra de los imperialismos porque los hemos vivido en carne propia, esta no será la excepción. No estamos dispuestes a quedarnos mirando una escalada perversa en zonas de sacrifico (como lo es hoy, entre otras, Ucrania) de la competencia para la atención internacional y para las armas occidentales. No somos indiferentes ni nos justificamos en que este es un “asunto complicado” para no tomar una posición, nuestra tarea hoy es denunciar el genocidio y la represión contra los movimientos migrantes en Alemania que se solidarizan con el pueblo palestino, nuestra tarea es seguir construyendo un posicionamiento crítico, revolucionario, solidario y con memoria.
Diferenciar entre lo justo de la lucha y el fundamentalismo reaccionario
Si alguien lo duda y si algún representante de la actual ola macartista necesita leerlo, está claro que condenamos también el ataque de Hamas y la matanza de civiles. Expresamos nuestro dolor con les israelíes, judíos, palestines, latinoamericanes, alemanes, y todes quienes son ahora rehenes en Gaza o murieron en el ataque de Hamas. Como Bloque Latinoamericano no compartimos la visión política de Hamas ni sus practicas. No compartimos en lo absoluto ningún tipo de semejanza ideológica con este grupo, sabemos que la resistencia del pueblo palestino no se reduce a grupos de extrema derecha; por el contrario, el pueblo palestino tiene una larga historia de lucha revolucionaria que ha inspirado a gran parte de los movimientos de izquierda e internacionalistas del mundo. Al mismo tiempo nos oponemos firmemente a cualquier intento de igualar al pueblo palestino y su dolor con el terrorismo de Hamas, y denunciamos cualquier declaración que justifique un genocidio. Nos negamos a caer en la trampa binaria creada por los medios y estados occidentales que obligan a colocarse con Hamas o con Israel. La causa legítima por la liberación del pueblo palestino no debe ser equiparada con un grupo que alimenta y justifica el extremismo radical y fundamentalismo religioso del Estado de Israel.
Entendemos también que todos los intentos pacíficos y todos los esfuerzos de palestines, israelíes y judíes para lograr una paz justa han sido criminalizades e inhabilitades por parte de Israel, o han llevado directamente a masacres (por ejemplo, las protestas de la Gran Marcha de Retorno de 2018/2019), justamente para fomentar el avance de grupos de la extrema derecha tanto en Israel, como en los territorios ocupados e invadidos, y en Palestina.
Bien sabemos que los poderes imperialistas y coloniales son siempre cómplices de la polarización para dividir los pueblos, logrando así la explotación de los mismos y mantenerse en el poder. La conexión entre las historias de genocidio en el mundo, desde Ruanda hasta Bosnia, y el armamento y apoyo a grupos de extrema derecha por parte de estados imperialistas con intenciones de desestabilizar territorios, está bien documentada.
La lucha migrante desde el centro del poder
Esta vez, la urgencia de gritar alto contra el horror nos encuentra en un país sin memoria que pretende eliminar todas las voces críticas contra uno de los estados más militaristas, supremacistas y opresores de los últimos dos siglos. Un estado que fue fundado en un intento por resarcir el horror genocida fascista alemán, cuyo proyecto fue exterminar a las personas judías, junto con otros grupos vulnerabilizados en Europa y el resto del mundo. Sin embargo, este intento se basó en el ofrecimiento por los poderes coloniales como Gran Bretaña y Francia, junto con los Estados Unidos de una tierra para llevar a cabo el plan sionista, asegurándose primero que nada una base militar más a las puertas del llamado Oriente Medio. No nos vamos a olvidar de todas las veces que los imperialistas gringos dijeron que la instauración de Israel es una razón de su estado. Queremos recalcar que, así como Abya Yala ya arropaba pueblos, gentes, sueños y luchas cuando los poderes europeos la “descubrieron”, Palestina en 1947 ya era legítimo hogar de un pueblo que pagó con el crimen de la Nakba los horrores cometidos por europeos blancos en la shoah. Nuestros pueblos resilientes de ocupaciones y colonización tienen una memoria larga de lucha que no nos vamos a dejar arrebatar, recalcamos que despojar a un pueblo de su territorio para utilizarlo como un proyecto de Estado es colonialismo y es supremacismo.
El estado Alemán hoy reprime y criminaliza a los movimientos migrantes que se posicionan contra el genocidio. Repudiamos y denunciamos estas medidas racistas y antidemocráticas, lo que está pasando hoy en Alemania puede describirse como un estado de sitio, sobre todo en Berlín, donde se ha prohibido el derecho a reunirse y manifestarse, la bandera palestina, el uso de la kufiya, y donde el simple hecho de gritar “Free Palestine” puede significar ser detenide. La represión policial está a la orden del día ante cualquier forma de solidaridad con el pueblo palestino, con especial foco en la persecución racista de las comunidades árabes organizadas y no organizadas, y el callamiento de voces de israelíes y judíos en contra del genocidio. La policía berlinesa ha tomado escuelas, barrios enteros, detenido niñes, reprimido a manifestantes con una violencia impune. Como migrantes nos estamos enfrentando a un estado de excepción, donde perdimos nuestra libertad a la libre expresión, y en donde encender unas velas por las víctimas es suficiente para que la policía venga a pisotear nuestro dolor, nunca más literalmente dicho. Estos hechos son plenamente antidemocrácticos y sirven para mantener la complicidad de Alemania en un genocidio más. Cerrar los ojos ante crímenes en contra de la humanidad es, lamentablemente, parte de un posicionamiento histórico por parte de este país.
En este caso, la complicidad alemana parte de una supuesta “lucha contra el antisemitismo”, pero se olvidan que el antisemitismo se inventó en Europa, y no se trata de una forma de racismo importado, como muches parecen sugerir. La extrema derecha y amplios sectores blancos alemanes de la clase media son, hasta el día de hoy, antisemitas y todavía no entienden la diferencia entre Israel y los pueblos judíos, entre sionismo y judaísmo. El miedo al antisemitismo está fundado y es legítimo, porque el antisemitismo aún existe y debe ser combatido.
La derecha alemana está escondiendo su antisemitismo detrás de su racismo e islamofobia. El apoyo incondicional al Estado israelí y la propaganda unilateral deshumanizante es violencia en contra la diáspora palestina y todes les que alzan la voz. La prohibición, criminalización, encarcelación y deportación de voces disidentes son prácticas dictatoriales y de la ley de guerra.
Somos hoy testigo de una increíble contradicción: mientras avanza la ultraderecha más rancia que tiene una continuidad directa con el partido nazi (la AfD salió segunda y tercera fuerza en las últimas encuestas de Hessen y Bavaria, y tiene un 22% de intención de voto), se limitan los derechos fundamentales de expresión y reunión cuando se trata de manifestaciones en solidaridad con Palestina, bajo el pretexto de defender a la población judía. Así la extrema derecha, la que quiere ver desaparecides a millones de personas como nosotres, recibe insumos, garantías y protecciones del Estado alemán.
La ternura de los pueblos
Abya Yala comparte una historia común de búsqueda de liberación con el pueblo palestino. Compartimos el dolor de perderlo todo, de enfrentar con la piel desnuda la violencia impronunciable del imperialismo y el colonialismo, de volver a resurgir de las cenizas, de encontrar en el abrazo compañero y en la memoria de les que hoy no están, el amor suficiente para seguir luchando y alzar la bandera de la justicia en cualquier rincón del mundo. Esta certeza nos permite hoy recuperar el aliento y reivindicar una vez más lo que el Che nos dijo: “La solidaridad es la ternura de los pueblos”. Que sea pues esa ternura la que guíe nuestro accionar hoy y siempre.
Dejamos de ser islas: hoy somos un río que sabrá encontrar su camino al mar.
Que borren cuantas veces quieran la bandera de liberación de Hermannplatz, aquí estaremos para pintarla todos los días en nuestros corazones.
NI PERDÓN NI OLVIDO
NO PASARÁN
VIVA PALESTINA LIBRE 🍉✊