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Solidaridad con América Latina

Milei: la venta por decreto de la patria y los derechos democráticos

El gobierno de la Libertad Avanza completa sus primeros diez días de gobierno con una sumatoria de medidas, acciones y gestos típicos de una fuerza política que busca aplicar la terapia del shock (al mejor estilo de los chicago boys o fujimori) sin ningún tipo de sensibilidad para con la realidad de millones de personas. 

Primero con el armado de un gabinete que reúne a lo peor de la vieja escuela del menemismo, gobierno que llevó adelante el proceso de transformación estatal más regresivo de la historia de nuestro país, junto a los sectores claves del gobierno del otrora presidente Mauricio Macri: economía de la mano de Nicolas Caputo y en seguridad Patricia Bullrich. Caputo fue uno de los principales hacedores del endeudamiento público con grupos financieros privados y públicos, en especial los 56.000 millones de dólares con el FMI, mientras que Patricia Bullrich fue la abanderada de la política de represión a la protesta social que llevó a la desaparición seguida de muerte de Santiago Maldonado y el fusilamiento de Rafael Nahuel.  

Su primeras medidas económicas devaluación (cercana al 100%), liberación del mercado financiero, eliminación de control de precios (con aumentos  de casi el 60% en los alimentos en solo un par de días), liberación del precio de los combustibles, búsqueda de  nuevo endeudamiento y eliminación  de ministerios pulverizaron los ingresos populares. En pocos días pudimos ver un adelanto de las implicancias para los sectores populares y trabajadores de un gobierno basado en un liberalismo hiperconservador. 

Hace pocos días, con vistas de la movilización que se hace todo los años para conmemorar el argentinazo del 19-20 de Diciembre de 2001, Patricia Bullrich se despachó con un protocolo anti-manifestaciones (denunciado por organismos internacionales) que no solo prohíbe de hecho la posibilidad de que las personas puedan manifestar su descontento públicamente sino que persigue y criminaliza a las organizaciones populares. Se intentó obligar a lxs manifestantes a caminar por las veredas, se impuso el control de identidad así como también el reconocimiento fácil y la prohibición total de llevar “instrumentos” que pudieran ser usados en la manifestación. A su vez, el protocolo prevé que los costos de la seguridad iban a ser imputados a las organizaciones políticas que llamaran a la manifestación.  

A pesar de ser medidas represivas, autoritarias y anti-populares no se distanciaban hasta ahora de las aplicadas por el gobierno de Cambiemos (2015-2019), sin embargo el Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU) promulgado el 20 de Diciembre a las 22hs lleva las cosas a un nivel hasta ahora nunca visto en la historia de Argentina. En una decisión típica de un gobierno  antidemocrático y autoritario Milei derogó más de 300 leyes de todo tipo: privatizaciones de empresas públicas, eliminación de políticas de promoción industrial y comercial, eliminación de controles sobre el espacio aéreo y sobre telecomunicaciones (incluso llegando al absurdo de mencionar a una empresa del conglomerado empresarial de Elon Musk como  una de las razones para aplicar el decreto), privatización de los clubes de fútbol, modificación del código civil y comercial, entre otras. Saltándose el poder legislativo, el presidente que llegó al poder con el eslogan de la libertad irrestricta inaugura su mandato con un avasallamiento del poder legislativo, arrogándose el poder de dictar leyes. 

Es importante dejar en claro que esto implica un peligro real y concreto de que el proceso democrático que se consolidó en Argentina desde el año 1983 llegue a su fin. La derogación de leyes y la legislación a través de DNU no aplican para ninguno de los 300 puntos del documento firmado por Milei. 

Pero como siempre el pueblo y sus organizaciones no dejan que este tipo de políticas pasen sin más. Durante el día decenas de miles de manifestantes de organizaciones de la izquierda tradicional y la izquierda post 2001, gremios combativos y movimientos sociales marcharon a pesar del protocolo represivo de Bullrich y demostraron una vez más que la calle le pertenece al pueblo. Los miles de policías, gendarmes e infiltradxs no pudieron frenar la primera movilización en contra del plan de ajuste. 

A su vez, una vez conocidas las medidas autoritarias del gobierno cientos de miles de personas se manifestaron espontáneamente en contra de este ataque a la democracia. Con epicentro en la Ciudad de Buenos Aires (aunque también hubo movilizaciones en Córdoba, Rosario y La Plata) el pueblo salió a  las calles y se movilizó al Congreso de la Nación. Hasta ahora en democracia nunca un gobierno experimentó una apuesta de este tipo, y consecuentemente nunca se vivieron explosiones de furia popular a tan solo 10 días de un cambio presidencial. 

El pueblo ya salió a mostrar su descontento ahora le toca el turno a las centrales sindicales, principalmente la Confederación General del Trabajo, los partidos políticos de la oposición y las organizaciones sociales de la economía popular. Si estas fuerzas políticas se posicionan fuertemente las posibilidades de frenar este golpe que afecta no solo a la vida económica de millones de personas sino principalmente a la existencia de la democracia en el país serán muy altas. 

A su vez creemos que es hora de generar un nuevo actor político que pueda colaborar con este proceso: lxs migrantes. Muchxs de nosotrxs no migramos por razones ideológicas sino por circunstancias puntuales, creemos que juntar esa fuerza y convertirla en acción política juega un rol fundamental.


Ya vimos con la lucha por el Aborto Legal Seguro y Gratuito o la con la resistencia a Bolsonaro que la movilización tanto fuera como dentro del país juegan un rol fundamental. Presionar al gobierno y ONGs en pos de frenar el avasallamiento de los derechos humanos en una de las principales economías de la región puede representar un ejemplo clave para evitar el ascenso de la nueva derecha neofascista en Latinoamericana. 

Resulta urgente organizarse, debatir y salir a la calle a defender los derechos conseguidos con la lucha de generaciones enteras. Es un momento histórico en donde la posibilidad de la instauración de una dictadura neoliberal está a la vuelta de la esquina, no podemos quedarnos mirando y esperar que un milagro nos salve. Solo el pueblo salvará al pueblo. No pasarán.