Categorías
Auto-organización migrante

El 1ro de Mayo desde una perspectiva migrante

Wenn die Völker die Sache des Friedens in ihre eigenen Hände nehmen, wird der Friede gesichert sein” 1

Introducción

Nuevamente un primero de Mayo signado por la represión, la guerra y la demonización de les migrantes. Nuevamente un primero de Mayo en donde los principales poderes mundiales apoyan un genocidio en el sur global. Nuevamente un primero de Mayo en donde los líderes del mundo cantan a coro la canción de la guerra global. Nuevamente un primero de Mayo donde el 1% de la población posee más del 50% de las riquezas del mundo.

Un nuevo primero de Mayo donde como nunca antes en la historia fue más obvia la necesidad de cambiar el sistema dominante. Y a pesar de que empresarios y políticos se esfuerzan por mostrar su confianza y amor por el sistema, la inestabilidad es total. La crisis del capitalismo es visible en todos los niveles de la vida: en el supermercado, en la universidad, en el tren, en nuestras familias. La desconfianza con los que todo dominan es total, y elles lo saben. Por eso su terror ante la organización popular, ente las manifestaciones, ante las acciones que ponen en duda la frágil imagen de seguridad que quieren imponer en nuestras sociedades.

Vivimos un momento de refundación a la acción política popular y de izquierda, las organizaciones que supimos construir darán paso a nuevas más efectivas y mejor estructuradas para la tarea histórica que tenemos frente a nosotres. Pero la tarea del momento es comprometerse al análisis de esta realidad que nos toca vivir, organizar la lucha y crear herramientas políticas al servicio de los intereses del pueblo.

No hay forma de negarlo, el apocalipsis hiperneoliberal ya esta acá, y solo hace falta una chispa que prenda la pradera de hartazgo popular.

La precarización de la vida de la clase trabajadora

La aparición de propuestas de derecha cada vez más radicales demuestra la inestabilidad del sistema capitalista en su conjunto y específicamente la poca legitimidad de la democracia liberal como forma de asegurar la reproducción del capital. Los Trump, Bolsonaro, Meloni o Johnson son la máxima expresión de un sistema capitalista que se debate entre la especulación financiera, los conflictos armados y la explotación sin limites de la naturaleza y la humanidad en su intento de recomponer la tasa de ganancia. Como lo expresó de forma honesta el multimillonario australiano Tim Gurner “tenemos que infligir dolor en la economía”.2

Mención aparte merece el experimento de Milei en Argentina, ya que configura un nuevo salto en las propuestas maximalistas de las élites en pos de apropiarse de mayores porciones de la riqueza socialmente producida. Milei representa el Pinochet de nuestra era: busca correr el limite de lo posible en términos de la relación capital-trabajo, como preludio de lo que de tener éxito se aplicara en los países centrales.

Desde el año 2021 el gasto militar a nivel global ha alcanzado récords históricos, nunca se ha gastado tanto en armas como en la actualidad3. Así la respuesta de las elites ante la crisis es más represión, más explotación y más destrucción. Vivimos una crisis civilizatoria en donde la cosmovisión nacida de la mano de la ilustración, que podríamos llamar modernidad, se desmorona a pasos acelerados. Sin embargo el modo de producción que le dio sustento material a esa mirada del mundo acelera su dinámica destructiva y no esta dispuesto a ceder ni un centímetro de sus beneficios. Incluso si esto implica la destrucción de países enteros en pos de defender estas ganancias, como bien lo dejo en claro el CEO del JP Morgan, Jamie Dimon, en su carta a los accionistas el mes pasado, en donde invitaba a los países occidentales a realizar una cruzada en “nombre de la democracia”, tanto en contra de otros países como de la propia población de Occidente que pongan en duda el liderazgo de los EUA a escala planetaria.4

Las clases dominantes también discuten cual debe ser el rol del Estado, dejando de lado cualquier pretensión de prosperidad y mejores condiciones de vida. Hasta la primera década de los años 2000, la disputa se planteaba en torno a si era necesario volver a un estado de bienestar pleno o si por el contrario había que establecer un modelo en donde el estado fuera mínimo pero asegurara al mismo tiempo niveles mínimos de convivencia democrática. Hoy en día el debate en torno al Estado se focaliza en como asegurar una combinación de derechos restringidos, militarización de la sociedad y austeridad. Y esto ya no es solo algo que vivimos los países del sur global, sino que el epicentro de este debate se encuentra en el centro mundial. Para los que gobiernan al mundo lo que esta realmente en discusión es si el Estado es aún una institución valida para asegurar la cohesión social mínima que el capitalismo necesita para continuar existiendo.

Hace solo unas décadas atrás vivir en el centro mundial hubiera representado para les trabajadores estabilidad económica, crecimiento y condiciones laborales beneficiosas. Sin embargo desde la aplicación de las políticas de austeridad y la aplicación del modelo “amazon” (tercerización, salarios de miseria y hiperexplotación de la fuerza de trabajo) han minado estas conquistas laborales.

En Alemania, desde el estallido de la pandemia, la guerra en Ucrania y las políticas de ajuste llevadas adelante por el gobierno de la Ampelkoalition (verdes, socialdemócratas y liberales) este cambio de forma de regulación de la relación capital-trabajo se hace aún más visible. El mayor logro que ha podido mostrar el gobierno de Olaf Scholz en materia laboral es la apertura de una planta de Tesla en Brandenburg, mostrando un signo de estos tiempos: un canciller alemán festejando la apertura de una fabrica que implicara la destrucción de las reservas de agua de la región, alabando la explotación de decenas de miles de trabajadores y la consolidación del extractivismo para producir SUVs5.

Del otro lado de la historia, vivimos desde el año 2023 un serie de huelgas, acciones sindicales y conflictos laborales sin precedentes en la historia reciente del país. El aumento del costo de vida para los sectores trabajadores de la mano de la recesión económica han vuelto a poner la cuestión de la lucha de clases en primer plano. No solo se trata de un redescubrimiento económico específicamente sindical de la importancia de la lucha por la recomposición salarial, sino también de un reencuentro de la izquierda con el problema de como representar los intereses de un sector social al cual le han quitado su identidad de clase.

La profundización de las políticas de austeridad (Sparpolitik) de parte del gobierno alemán no solo golpean en términos económicos de lleno a los sectores populares y asalariados, sino que configuran un escenario en donde los recursos están orientados a la continuación de la guerra en Ucrania y el genocidio en Palestina ofreciendo pocas soluciones viables a los problemas de las mayorías. Así gana fuerza la idea de que los gobernantes gobiernan para otros que no son los que pagan los platos rotos del sistema. No es casualidad que la legitimidad del sistema político este puesta en duda. No es casualidad que ningún partido político tenga más de 25% de intención de voto. Esta crisis en términos económicos y políticos aún no se ha traducido en una construcción alternativa o de fuerzas políticas que pueda poner en duda el modelo como tal. El descontento y la conflictividad social, ante la falta de un proyecto político de izquierda que tenga la capacidad de disputar la interpretación de la realidad, se manifiesta por ahora en desinterés y perdida de esperanza.

El ascenso de las derechas: el resultado de la bancarrota del sistema político alemán

Al interior de Alemania, la reunificación en los años 90 resultó en el saqueo y humillación del Este, generando una herida que sigue teniendo, hasta al día de hoy, consecuencias sociales y políticas. La nueva Alemania se fundó en gran parte en borrar la historia de la RDA así como también el aporte de años de reconstrucción, trabajo y creación realizado por millones de personas. Junto con la pérdida simbólica que esto representa, uno de los impactos más fuertes es la diferencia en torno a la compensaciones jubilatorias y las pensiones entre el Este y el Oeste. El no reconocimiento de la vida laboral de los habitantes de la RDA genera una profunda brecha salarial y de condiciones de vida.

Este momento (re)fundacional implicó una concentración masiva de riquezas en manos privadas (a través de la Treuhand) que ya contuvo en su centro la crisis institucional y de legitimidad que ahora moviliza a las poblaciones del este alemán detrás de los lemas propuestos por la AfD: en contra de la prensa de la mentira (Lügenpresse) y la revuelta en contra de las elites.

La critica a los medios hegemónicos de comunicación realizada por la AFD, lo cual es una apropiación de la histórica crítica a la veracidad y objetividad de los medios llevada adelante por los movimientos anticoloniales, antiimperialistas y antiracistas del mundo, se estructura en torno a la homogeneidad de pensamiento y de visiones presente en los medios alemanes. Como muestra de eso se puede mencionar el apoyo incondicional de los medios, políticos e instituciones alemanas al genocidio llevado adelante en contra del pueblo palestino obviando los datos y la información real. El discurso de la revuelta contra las élites está anclado en la inacción del gobierno frente a las consecuencias sociales para las clases medias y bajas que no han logrado la compensación de sus ingresos y sus estándares de vida, confirmando así esa división entre pueblo y gobierno, y poniendo sobre la mesa el vinculo entre Estado y multinacionales.

Otro componente importante de la derecha son sus discursos racistas que se alinean bien ahora con los discursos islamofóbicos globalizados a partir de la guerra contra el terror (war on terror) llevada a cabo por los EEUU de Bush a principios de los años 2000, pero puestos de moda nuevamente por las potencias occidentales para justificar su intervención en Medio Oriente. Lo que ubica nuevamente a les migrantes como el enemigo común, y como los responsables de la caótica situación nacional e internacional.

A su vez las nuevas derechas se oponen al apoyo y al envío de armas y personal a Ucrania, alineándose con el sub-imperialismo Ruso y sectores tradicionales de la industria alemana (que quieren seguir comprando el gas barato del país gobernado por Putin) y junto a los grandes empresarios agro-industriales, que pretenden ser representantes de los pequeños y medianos productores agrícolas, configuran un conglomerado tradicional-conservador de fuerte peso en la sociedad europea.

De esta forma estas nuevas derechas utilizan aspectos que son una realidad para las mayorías populares, como la falta de empleo de calidad o la perdida de derechos democráticos, pero identifican enemigos falsos o en el mejor de los casos proponen soluciones inconducentes. Esta nueva derecha europea ha podido captar las necesidades populares porque está en contacto con esos sectores y no teme hacer trabajo político con los sectores que la política institucional, urbana y cosmopolita ha postergado.

Por su parte el gobierno actual, una coalición incompatible que pretende ser liderada por los socialdemócratas (SPD) pero encuentra escollos constantes en las políticas confusas y opuestas de los liberales (FDP) y los verdes (Die Grüne) solo logra algún nivel de homogeneidad interna en su línea de apoyo irrestricto a los planes de la OTAN y sobre todo en torno a la alianza, entendida como razón de Estado, entre Alemania e Israel. Luego de 3 años de gobierno el SPD está cerca del piso en las encuestas y la coalición fracasó en lograr mayorías en torno al presupuesto 2024 perdiendo la batalla judicial por los recursos para la “transición verde” (capitalista). Debido a esto se profundiza el paquete de ajustes y recortes sociales pero preservando el desembolso militar y financiero para continuar con guerras considerados por gran parte de la población alemana y la mayoría de los países del mundo como un despilfarro de valiosos recursos económicos y humanos.

El sistema político en su conjunto está en crisis, su legitimidad para resolver los problemas de las mayorías ha caducado. Desde la extrema derecha de la AfD hasta el nuevo Bündnis Wagenknecht y la fracción conservadora de la CDU, todos apelan a la racionalidad (Vernunft) política: es decir, no modificar el status quo. La principal razón de esto es que los intereses económicos, los poderes detrás de las instituciones y los discursos públicos ya no se pueden alinear en un todo coherente. El status quo preserva y profundiza los privilegios de ese 1% que domina el mundo, y los partidos políticos son los encargados de justificar frente a la población porque esto debe seguir siendo así. Sus políticas no dejan a ningún sector de la sociedad conforme. Siguiendo la frase acuñada por Marx y Engels, si el sentido común de una época es el sentido común de la clase dominante, lo que vemos es que esta comienza a resquebrajarse por sus contornos.

Les migrantes como enemigo común

Hoy en día el mayor consenso entre los partidos del sistema político alemán y las instituciones estatales gira en torno a establecer como sentido común el freno a la migración illegalizada, entendida como “incontrolable” y como un asedio a las instituciones, acompañado de una batería de políticas formales, e informales, que profundizan la precarización y la criminalización de la vida migrante. Mediaticamente el discurso del “antisemitismo importado” sirve para fortalecer esta narrativa desde los centros de poder, los cuáles desde hace algunos años comenzaron a orientar los discursos de los principales partidos de derecha: AfD y CDU, en especial alrededor de personajes como Friedrich Merz6.

Con las ultimas modificaciones de la ley migratoria lo que queda claro es que estara contemplada la flexibilización de la obtención de la ciudadanía siempre y cuando demuestren ser buenes ciudadanes y ser económicamente útiles. Mientras que los procesos de deportación y expulsión serán más rápidos para les migrantes indeseades.

Consecuencias en la vida cotidiana

Detrás de estos diferentes formatos de regulación de la migración existe un objetivo anhelado por diferentes sectores del capital y las élites políticas: la criminalización de la organización política popular y de izquierda, tanto migrante como alemana. El encuentro secreto del AfD, el CDU y sus bases no es sólo el epítome de una corriente identitaria supremacista sino también una declaración política en donde se plantea que les excluides, les que se solidarizan con elles, todas las personas que no aceptan la línea política oficial y todes les indeseades son el enemigo común. El enemigo común es el que se organiza, y el que se organiza no es “alemán”. Esto ha sido evidente en los últimos tiempos en relación a nuestres compañeres judíes: elle que está en contra de la ocupación israelí de Palestina no es judíe para la política oficial alemana, ni goza de la protección del Estado alemán.

La migración juega un rol clave en la reproducción del capital, impulsada por la destrucción creativa del capital (base del régimen de acumulación neoliberal), la intensificación del extractivismo y el saqueo de los recursos. Más y más personas se ven impulsadas a migrar hacia los centros mundiales debido a la necesidad y con la esperanza de una vida digna. En Europa y en Alemania los cambios en la ley de asilo o el fortalecimiento de la fortaleza Europa (Festung Europa) a través de la militarización de la frontera del área Schengen, son formas de asegurar que la destrucción siga sucediendo en los territorios del sur global al mismo tiempo que controlando sus consecuencias indeseadas.

A pesar de que el fortalecimiento de políticas antimigratorias para evitar una supuesta sobrecarga de la sociedad alemana fue impulsado ya desde la primera ola de migración masiva de este siglo (Willkommenstkultur) en 2015, existia un acuerdo para permitir y controlar la migración en condiciones precarias con el objetivo de satisfacer las necesidades de la economía. Acuerdos bilaterales con Turquía, Libia, y países balcánicos; la militarización del Frontex y la criminalización del ingreso a través del mar Mediterráneo (Seenotrettung), así como también de las estructuras de solidaridad, fueron algunas de las políticas que se aplicaron con este fin de controlar y administrar la cantidad y calidad de migrantes que entraban a territorio de la UE.

Este acuerdo entre fuerzas de centro y de derecha para la gestión de la migración llegó a su fin bajo el gobierno de Olaf Scholz, en el cual los sectores conservadores y el mismo canciller socialdemócrata demandan la deportación efectiva a gran escala. Debemos ver más allá de la niebla de lo discursivo para ver los intereses reales detrás de ella. La AfD y la CDU critican a la Ampelkoalition (SPD, Die Grünen, FDP) por su reforma tímida para facilitar la deportación que, en términos reales y estadísticos, no podra satisfacer los deseos de la extrema derecha, pero que señala claramente el rumbo que ha tomado la política y la institucionalidad alemana. El establishment político ha decidido disputar la base social que tiene simpatía por la AfD, aceptando tacitamente que la política llevada adelante por los partidos mayoritarios está muy alejada de los deseos de los sectores populares.

Alemania no sobrevive sin trabajo migrante

Sin embargo, en términos económicos, la fuerza de trabajo migrante hoy en día no es reemplazable en la economía alemana, una expulsión o freno de la migración no es posible ni es de interés para las diferentes fracciones del gran capital y tampoco de los partidos del status quo7. El objetivo de este tipo de políticas es la de enfrentar entre sí a los sectores populares, que observan el deterioro de su condición de vida, así como les migrantes.

Personajes como el ministro de trabajo o la jefa del Deutsche Gewerkschaftsbund (DGB) plantean que uno de los mayores peligros para la economía alemana es la falta de mano de obra calificada, sin embargo hablan poco de porque las empresas buscan contratar mano de obra por fuera de Alemania. Programas, acuerdos bilaterales y publicidad de Alemania (como “Make it in Germany” o “Skills Experts”) son diseñados para atraer trabajadores calificados, especialmente en los sectores de cuidados, hacia el país e incluso financian la formación profesional según los “estándares” y las necesidades alemanas en los territorios de origen. Estas políticas significan el saqueo de los sistemas educativos y fomentan la fuga de cerebros en las periferias, al mismo tiempo que profundizan la crisis global de los cuidados, todo en pos de obtener fuerza de trabajo a un menor costo. Esto es fuertemente visible en la rama del desarrollo de software y tecnología digital, pero también en artes, cultura, medicina y otras ciencias.

Por todo esto defender los derechos laborales en Alemania, implica necesariamente defender los derechos laborales y las condiciones de vida en todos los puntos de la cadena productiva.

¿Que hacer?

Actualmente luchar por mejores condiciones de vida, por mejores condiciones de trabajo y por un mundo más justo implica la alianza entre diferentes sectores de la clase trabajadora, y al mismo tiempo una alianza entre diferentes sectores por fuera de la clase. No debemos olvidar que el enemigo común es ese 1% de la población mundial que acapara el 50% de la riqueza mundial.

En esta lucha la división dentro de la clase trabajadora entre migrantes y alemanes, entre habitantes del centro y la periferia, solo busca debilitar la fuerza de nuestros reclamos. La unidad de la clase trabajadora es condición necesaria para hacerle frente a los desafíos históricos. Por eso esta unión es interés propio de todos los sectores de la clase, tanto alemanes como migrantes, tanto en centro como en la perifería.

Debemos estar juntes en las calles, en las instituciones, pero respetando las diferencias políticas y organizativas. Un primer paso de esta tarea es visibilizar la existencia de un amplio movimiento político y laboral en las fechas historicas de la clase trabajadora, especialmente el 1ero de Mayo. Mostrando que somos cientos de miles reclamando, exigiendo y construyendo esta alianza entre trabajadores de diferentes procedencias con un objetivo común: una sociedad en donde les que producimos la riqueza no seamos la variable de ajuste.

A su vez, para lograr este cambio, es clave la creación de organizaciones políticas y laborales fuertes que puedan consolidar una influencia más allá de los limites nacionales o regionales. Esta capacidad debe estar vinculada y anclada no solo en lo territorial, en términos de entender las problemáticas de los sectores de la clase que representa, sino también y principalmente, en la construcción de un proyecto político que se plantee como alternativa al proyecto de muerte del capitalismo.

Si algo caracteriza a la etapa actual es la falta de un proyecto alternativo al capitalismo, y con ello la perdida de la esperanza de que un mundo no es solo deseable sino realizable. Es clave construir este proyecto alternativo sobre bases materiales concretas y con objetivos específicos, debe nacer de la alianza de organizaciones políticas de izquierda y populares en pos de disputar el poder necesario para llevar adelante las transformaciones estructurales.

Debemos dejar la mezquindades de lado, dejar de lado las identidades políticas, dejar de lado los llamados a la “racionalidad”, en pos de construir un frente único antifascista y antineoliberal con la capacidad necesaria para frenar el embate de las derechas y frenar la voracidad del capital. Dependerá de este trabajo político generoso y solidario que exista una esperanza real de conseguir un mundo más justo y democrático.

Como decía Lenin: “Es preciso soñar, pero con la condición de creer en nuestros sueños. De examinar con atención la vida real, de confrontar nuestra observación con nuestros sueños, y de realizar escrupulosamente nuestra fantasía.”

  1. Eslogan en la RDA, 1952. ↩︎
  2. https://www.bbc.com/news/business-66803279 ↩︎
  3. https://elordenmundial.com/mapas-y-graficos/gasto-militar-mundo/ ↩︎
  4. https://thehill.com/business/4580742-jamie-dimon-on-ukraine-staying-on-sidelines-not-an-option/ ↩︎
  5. https://www.tagesschau.de/wirtschaft/unternehmen/tesla-fertigung-brandenburg-101.html ↩︎
  6. Presidente de la CDU ↩︎
  7. 24 millones de personas tienen historia de migración en Alemania y 14 millones son migrantes de primera generación. ↩︎

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *