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Crisis, organización popular y futuro

He visto el espíritu absoluto montado a caballo” Hegel, 1806

‘El hombre en el cruce de caminos’ de Diego Rivera.

¿Dónde estamos?

Ya es parte del zeitgeist que vivimos una profunda crisis global que se manifiesta en diferentes niveles: económica, social, humana, política, ambiental. En el centro de todas ellas está la crisis de acumulación del capital. Vemos como 1% de la población usa cualquier método para mantener sus ganancias contra los derechos sociales y políticos, pueblos y países enteros y la naturaleza.

Esto se manifiesta de diversas formas a escala planetaria. No solo con guerras o genocidios, sino también con un ataque a los sistemas y acuerdos sociales. La destrucción creativa típica del neoliberalismo ya no es solo una característica de los países del sur global sino que hoy en día lo vemos con creciente frecuencia en el centro global. La política de ajuste y precarización aplicada por los gobiernos de la UE es un claro ejemplo que el tiempo de bonanza del capitalismo que caracterizó al norte entre los años 90 y 2008, ha llegado a su fin. En vez de un futuro donde las mayorías del mundo puedan vivir como la clase media de Occidente, la imagen del futuro se reemplaza por una en donde las clases medias vivirán como las mayorías empobrecidas del mundo. Al mismo tiempo que vemos a las elites construyendo sus naves espaciales para conquistar Marte, mientras concentran el 60% de la riqueza global dejando al 78%1 de la población mundial viviendo con menos de 20 dólares norteamericanos por día.

Históricamente, el gran capital ha explotado y extraído su capital del Sur global asegurando que el sub-desarrollo de esos territorios era culpa de la incultura y poca inteligencia de sus habitantes. Hoy en día cuando la crisis es visible en todos los países del centro global, la culpa se transmite a les migrantes por importar el sub-desarrollo.

Al mismo tiempo el dominio absoluto de EE.UU y el Occidente tambalea. Sus posiciones en las periferias están bajo disputa de otros poderes regionales, pero en especial bajo el surgimiento del nuevo poder global: China. Las batallas económicas, militares y políticas que vemos hoy en día son el resultado de la nueva organización de un mundo en profunda crisis.

Proponiendo alternativas al dólar como moneda mundial y en especial a nivel regional los BRICS están creando una realidad donde la preponderancia de EE.UU parece estar en decadencia. En términos tecnológicos y en la competencia por la transición „verde“ los Estados Occidentales parecen estar perdiendo en contra de China. Por ejemplo, Tesla o Volkswagen son incapaces de enfrentar la competencia en producción de autos eléctricos sin las sanciones o restricciones contra China. Su proyecto de “Nueva ruta de la seda” no tiene comparación desde el Occidente, ya que prevé inversiones mil millonarias en infraestructura y servicios. Las contrapropuestas europeas y yanquis solo proponen extractivismo y más deuda para los países de la periferia.

Sin la necesaria inversión para desarrollar nuevas fuentes de ganancias el capitalismo en los centros globales queda en manos del extractivimos y la industria digital, ambos fomentados por el capital financiero. Estos sectores se han convertido en los últimos años en los motores de la economía de los EUA, con actores como Blackrock, Vanguard y State Street, fomentan el desarrollo del capitalismo haciendo foco en la financierización del capital en donde la movilidad y la velocidad de los retornos cumplen un papel fundamental consolidando las estructuras transnacionales en detrimento de las nacionales.

Las nuevas industrias “verdes” (litio, tierras raras, energía renovable, etc.), las digitales y de inteligencia artificial tienen el rol de valorizar el capital especulativo, presionando aún más la crisis de las industrias tradicionales intensivas en capital tanto fijo como variable (es decir, el trabajo), las cuáles están mucho más fuertemente compuestas por el capital nacional. Podemos ver así que la transición verde anunciada por el gobierno de la Ampelkoalition en Alemania encuentra aliados en ese capital transnacional fomentando así la alianza económica con las instituciones como el FMI y la alianza militar de la OTAN.

Tampoco hay que olvidar que en estos últimos años hemos sido testigos de una fuerte militarización de las sociedades, con un aumento drástico de la producción y venta de armas consolidándose como otro sector con fuertes ganancias. La militarización de las fronteras, el aumento de las guerras en terceros países y las guerras coloniales van de la mano con la digitalización y financierización de la vida.

La locomotora de Europa

En Alemania el modelo de exportación de bienes de alta calidad, en especial la industria metal-mecánica y automotriz, está en crisis. Los mayores mercados históricos de las exportaciones alemanas fueron China y EE.UU, pero desde hace algunas décadas, en especial con el ascenso de China como el principal productor de bienes de consumo de la tierra pero también con el cambio tecnológico hacia las energías “verdes”, estos acuerdos comienzan a tambalear. Al mismo tiempo, con el Brexit, la zona euro comienza a mostrar signos de agotamiento y ya no representa el tranquilo patio trasero para Alemania.

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Autos eléctrico, producidos hoy mayoritariamente por China.

Actualmente vivimos en el país masivas protestas de los productores agropecuarios que se movilizan hasta los centros urbanos para declarar su descontento con las políticas comerciales y agrícolas de los gobiernos europeos. Huelgas en los servicios públicos por mejores condiciones laborales y mejoras salariales. Los paros más largos de la historia contemporánea del país en el transporte ferroviario y aéreo. Mientras el gobierno se debate sobre donde ajustar más en el presupuesto del año próximo. Al mismo tiempo la crisis inmobiliaria en Alemania y en la pérdida de valor de los salarios, en especial las jubilaciones, demuestra que el interés de asegurar las tasas de ganancias para el capital concentrado está contrapuesto al interés de ofrecer una vivienda digna.

La salida que proponen el gobierno y las elites esta basado en no recomponer el salario de los sectores trabajadores sino en asegurar el flujo de bienes a bajo precio. Las reformas actuales en el sector agrario realmente desafían la existencia misma de lo que aún queda de los pequeños agricultores europeos, al mismo tiempo que representa una posibilidad de acumulación para los grandes productores. Esta alianza entre un gobierno que propone una agenda “verde” y los grandes jugadores, productores de alimentos, no solamente encuentra sentido en una alianza de clase sino que es clave para asegurar la seguridad alimentaria de Alemania.

Este proceso busca mantener la posición a escala global de Alemania y Europa como una región con altos niveles de exportación industrial y como importadora de recursos naturales. Como vimos, aumentar el nivel de exportaciones resulta altamente complejo debido a la caída del poder adquisitivo de los sectores trabajadores a escala global y al mismo tiempo el cambio productivo llevado adelante por China. De allí la necesidad de aumentar e intensificar las importaciones de bajo valor, en especial alimentos, y al mismo tiempo destruir lo que queda de las industrias en países periféricos para abrir los mercados a la exportación de productos industriales.

Los medios masivos de comunicación quieren mostrar estas manifestaciones o huelgas como una oposición conservadora a la transición verde o a una forma de limitar el libre funcionamiento de la economía. Cuando en realidad, se trata de oponerse a una transición verde que viene acompañada de la desindustrialización de la periferia, el sacrificio del sector agropecuario europeo y la hiperexplotación de la mano de obra en el centro y la periferia.

Una Alemania, dos Alemanias

Al interior de Alemania, la reunificación en los años 90 resultó en el saqueo y humillación del Este, generando una herida que sigue teniendo, hasta al día de hoy, consecuencias sociales y políticas. La nueva Alemania se fundó en gran parte en borrar la historia de la RDA así como también el aporte de años de reconstrucción, trabajo y creación realizado por millones de personas. Junto con la pérdida simbólica que esto representa, uno de los impactos más fuertes es la diferencia en torno a la compensaciones jubilatorias y las pensiones entre el Este y el Oeste. El no reconocimiento de la vida laboral de los habitantes de la RDA genera una profunda brecha salarial y de condiciones de vida.

Este momento (re)fundacional implicó una concentración masiva de riquezas en manos privadas (a través de la Treuhand) que ya contuvo en su centro la crisis institucional y de legitimidad que ahora moviliza a las poblaciones del este alemán detrás de los lemas propuestos por la AfD. El manejo de la pandemia/COVID y la guerra de la OTAN en contra de Rusia desarrollada en Ucrania, los aumentos de precios y la inflación con las consecuencias sociales para las clases medias y bajas que no han logrado aún la compensación en sus ingresos, confirman la idea de que el gobierno y el Estado alemán han sido capturados por las grandes empresas internacionales y sus gerentes.2

Al mismo tiempo el apoyo incondicional de los medios, políticos e instituciones alemanas al genocidio llevado adelante en contra del pueblo palestino resulta en que la histórica crítica sobre la falta de veracidad y objetividad de los medios, elaborada por los movimientos anticoloniales, antiimperialistas y antiracistas, sea reapropiada por las fuerzas de derecha (Lügenpresse). Los discursos racistas del AfD y los movimientos callejeros como PEGIDA se alinean sin embargo perfectamente bien ahora con los discursos islamofóbicos globalizados a partir de la guerra contra el terror (war on terror) llevada a cabo por los EE.UU de Bush. Por otra parte, estas fuerzas de derecha se oponen al apoyo y al envío de armas y personal a Ucrania, alineándose con el sub-imperialismo Ruso y sectores tradicionales de la industria alemana (que quieren seguir comprando el gas barato del país gobernado por Putin) y los grandes empresarios agro-industriales, que pretenden ser representantes de los sectores populares y pequeños productores agrícolas.

Foto de los participantes del G7 en 2022. © Michael Kappeler/dpa

El gobierno actual (SPD, Grüne y FDP), una confusa coalición con constantes peleas y perspectivas políticas opuestas solo logra algún nivel de homogeneidad en su línea de apoyo irrestricto a los planes de la OTAN y sobre todo en la alianza, entendida como razón de Estado, entre Alemania e Israel. Debido a esto se profundiza el paquete de ajustes y recortes sociales pero preservando el desembolso militar y financiero para continuar con guerras considerados por gran parte de la población alemana y la mayoría de los países del mundo como un despilfarro de valiosos recursos económicos y humanos.

Sin embargo esta crisis no solo afecta al gobierno actual sino que tiene un efecto sobre todo el sistema político, su legitimidad para resolver los problemas de las mayorías ha caducado. Desde la extrema derecha de la AfD hasta el nuevo Bündnis Wagenknecht y la fracción conservadora de la CDU, todos apelan a la racionalidad política (Vernunft), es decir a la real politik. La principal razón de esto es que los intereses económicos, los poderes detrás de las instituciones y los discursos públicos ya no se pueden alinear en un todo coherente. El status quo preserva y profundiza los privilegios de ese 1% que domina el mundo, y los partidos políticos son los encargados de justificar frente a la población las jerarquías en la sociedad. Pero a pesar de sus esfuerzos, las políticas actuales no dejan a ningún sector de la sociedad conforme. Siguiendo la frase de Marx, si el sentido común de una época es el sentido común de la clase dominante, lo que vemos es que esta comienza a resquebrajarse por sus contornos.

La derechización de la sociedad Alemana

En la cara de los palestinos nosotres del Sur Global vemos nuestro pasado, presente y futuro.”
Gustavo Petro, Presidente de Colombia.

Hoy en día el mayor consenso entre los partidos del sistema político alemán y las instituciones estatales gira en torno a establecer como sentido común el freno a la migración ilegalizada, entendida como “incontrolable” y como un asedio a las instituciones, acompañado de una batería de políticas formales, e informales, que profundizan la precarización y la criminalización de la vida migrante. Mediáticamente el discurso del “antisemitismo importado” sirve para fortalecer esta narrativa desde los centros de poder, los cuales desde hace algunos años comenzaron a orientar los discursos de los principales partidos de derecha: AfD y CDU, en especial alrededor de personajes como Friedrich Merz.

Otro lado de la moneda de la regulación de la migración es el conjunto de prácticas clásicas de la institución de Gastarbeiter (trabajador huésped) con acuerdos bilaterales a largo plazo con escuelas de idioma financiadas por Alemania, desde Perú hasta las Filipinas, para atraer a trabajadores migrantes especialmente en los sectores de cuidados. A su vez, las grandes corporaciones desean la migración de fuerza de trabajo altamente calificada pero con salarios relativamente baratos en comparación con los que se pagarían a trabajadores natives. Esto es fuertemente visible en la rama de tecnología de la información (IT) e inteligencia artificial (IA), pero también en artes, cultura, medicina y otras ciencias.3 Para les trabajadores migrantes de estos últimos mencionados está contemplada la flexibilización de la obtención de la ciudadanía siempre y cuando demuestren ser buenes ciudadanes y ser económicamente útiles. Acá vemos el doble estándar de la política migratoria alemana: por un lado tenemos la criminalización de refugiades pobres e ilegalizades y por el otro la incorporación institucional de migrantes “socialmente relevantes” para satisfacer las necesidades del capital.

Personajes como el ministro de trabajo o la jefa de la Deutsche Gewerkschaftsbund (DGB) plantean que uno de los mayores peligros para la economía alemana es la falta de mano de obra calificada. Programas y publicidad de Alemania como “Make it in Germany” o “Skills Experts” son diseñados para atraer trabajadores calificados hacia el país e incluso financian la formación profesional según los “estándares” y las necesidades alemanas en los territorios de origen. Estas políticas significan el saqueo de los sistemas educativos y fomentan la fuga de cerebros en las periferias, al mismo tiempo que profundizan la crisis global de los cuidados.

Detrás de estos diferentes formatos de regulación de la migración existe un objetivo anhelado por diferentes sectores del capital y las elites políticas: la criminalización de la organización política popular y de izquierda, tanto migrante como alemana. El encuentro secreto del AfD, el CDU y sus bases no es sólo el epítome de una corriente identitaria supremacista sino también una declaración política en donde se plantea que les excluides, les que se solidarizan con elles, todas las personas que no aceptan la linea política oficial y todes les indeseades son el enemigo común. El enemigo común es el que se organiza, y el que se organiza no es “alemán”. Este tipo de política xenóba y racista se ha evidenciado con claridad en relación a les judíes que se organizan en contra del imperialismo israelí apoyado por Europa.

La migración juega un rol clave en la reproducción del capital, impulsada por la destrucción creativa del capital (proceso central durante la etapa neoliberal), la intensificación del extractivismo y el saqueo de los recursos. Más y más personas se ven impulsadas a migrar hacia los centros mundiales debido a la necesidad y con la esperanza de una vida digna. En Europa y en Alemania los cambios en la ley de asilo o el fortalecimiento de la fortaleza Europa (Festung Europa) a través de la militarización de la frontera del área Schengen, son formas de asegurar que los resultados de la destrucción en el Sur no impacten en las sociedades del centro. Sin embargo, en términos económicos, la fuerza de trabajo migrante hoy en día no es reemplazable en la economía alemana, una expulsión o freno de la migración total no es posible ni es de interés para las diferentes fracciones del gran capital y tampoco de los partidos del status quo.

El fortalecimiento de políticas antimigratorias para evitar una supuesta sobrecarga de la sociedad alemana fue impulsado ya desde la primera ola de la Willkommenstkultur en 2015. Acuerdos bilaterales con Turquía, Libia, y países balcánicos; la militarización del Frontex y la criminalización del ingreso a través del mar Mediterráneo (Seenotrettung), así como también de las estructuras de solidaridad, fueron algunas de las políticas que se aplicaron con este fin.

Este acuerdo entre fuerzas de centro y de derecha llegó a su fin bajo el gobierno de Olaf Scholz, en el cual los sectores conservadores y el mismo canciller socialdemócrata demandan la deportación efectiva a gran escala. Debemos ver más allá de la niebla de lo discursivo para ver los intereses reales detrás de ella. La AfD y la CDU critican a la Ampelkoalition (SPD, Die Grüne, FDP) por su reforma tímida para facilitar la deportación que, en términos reales y estadísticos, no podrán satisfacer los deseos de la extrema derecha, pero que señalan claramente el rumbo que ha tomado la política y la institucionalidad alemana. El establishment político ha decidido hablarle a la base social que tiene simpatía por la AfD, confirmando que la política de este partido está más cerca de los sectores populares que la de los partidos clásicos.4

Christian Lindner (Ministro de Finanzas, FDP), Robert Habeck (Vicecanciller, Verdes) and Olaf Scholz (Canciller, SPD).

Estado de bienestar alemán ¿Quién te conoce?

En términos sociales, Alemania está viviendo un aumento de la desigualdad social desde la introducción de la agenda 2010, la cuál representó un ataque directo a la estructura del Estado de Bienestar como una salida de la crisis del 2008. Esta serie de reformas de la política social del Estado y especialmente la desregulación del mercado laboral abrieron el capítulo de flexibilización laboral creando millones de puestos de trabajo precarios con contratos sin beneficios sociales. Todo esto, junto a los recortes de los beneficios sociales, contribuyeron masivamente a la presión a para la baja de salarios. Las visas precarias (working holidays, au pair, voluntariados, freelance, etc.), el bajo conocimiento de los derechos laborales y la dependencia del ingreso o de un contrato por razones de visado ponen a les migrantes en situaciones vulnerables a la hora de negociar o luchar por mejores condiciones laborales. Al mismo tiempo, empresas como Lieferando o Helping no sólo son herramientas de explotación sino también una fuente de ingreso inmediato para personas que están excluidas de los beneficios sociales o cuyas familias dependen de las remesas enviadas a sus países de origen. Esto pone a les migrantes en competencia con otros sectores de las clases bajas y medias para lograr aunque sea un mínimo de estabilidad y recursos. La gran mayoría de este sector migrante, al igual que otros sectores precarios, no está sindicalizado debido a cuestiones burocráticas, idiomáticas o por la misma flexibilización laboral, pero principalmente porque los sindicatos no tienen una política específica para este sector y tampoco existe un interés político por representarlo.

A nivel comunal el Estado ha abandonado y privatizado la política social que aseguraba la infraestructura para las personas que migraban de forma precaria. Es una escasez intencionada con el objetivo de crear escenarios de catástrofe en los cuales miles duermen en salas de deporte y les niñes no encuentran cupos para entrar en las escuelas. Imágenes comunes en países como EEUU, pero que sigue siendo una sorpresa para un país que se enorgullece de ser una nación con una supuesta “economía social” y la tercera economía del mundo.

El sistema de asistencia social funciona a través de tercerizaciones y privatizaciones con estructuras semi-mafiosas y clientelares para el alojamiento (Unterkünfte) y los asilos (Wohnheime) para migrantes. Especialmente en las ciudades pequeñas y en las zonas rurales la asistencia social está signada por la falta de inversión en materia de infraestructura pública, como podemos ver en el caso del transporte y el cierre de hospitales y escuelas. Éstos no afectan solo a migrantres, sino a toda la población en su conjunto. No es casualidad que la AfD tenga sentadas bases políticas también a nivel comunal.

Hasta ahora los intentos de parte del gobierno para aliviar la situación de los sectores populares (Kindergrundsicherung, Bürgergeld, inversiones en el transporte público y hospitales, Deutschlandticket) y al mismo tiempo crear algún nivel de legitimidad para su política, han fracasado. Estos fracasos reafirman la perspectiva general de la sociedad donde la redistribución parece utopia y se adopta la exclusión como estratégia para intentar mantener la propia nivel de vida. Las exigencias del capital y sus representantes han sido intransigentes. La etapa actual está representada por los recortes (anti-constitucionales)5 de beneficios sociales para migrantes, trabajadores precaries y desempleades. Cada reforma que profundiza la precarización de les migrantes va a estar acompañada de más inestabilidad laboral y social para las clases bajas y medias alemanas. Si hoy en día les migrantes ocupan un lugar bajo en la escala laboral, cuando estes no estén o estén incluso más abajo (más precarizados o incluso ilegalizades) ese espacio será llenado con trabajadores alemanes. En otras palabras una caída de las condiciones laborales presionaría aún más hacia la baja los salarios y condiciones laborales de los sectores medios y bajos. En contra de lo que plantea el discurso oficial, al capital no le importa de donde vienen las personas o el color de su piel, solo se preocupa por encontrar cuerpos a los cuales explotar y jerarquizar. Sean alemanes blanques, alemanes racializades o migrantes.

La AfD con su política de migración proponiendo la criminalización y esclavización total de migrantes sin acceso al sistema social apoya la competencia salvaje de los sectores populares mientras tanto promueve la ampliación de la tarjeta azúl y la atracción de trabajadores califacades. No solo no representa los intereses de los sectores bajos y excluidos en su política identitaria, sino que, al igual que los otros partidos clásicos alemanes, no puede brindar soluciones reales a estos sectores sin traicionar los objetivos económicos de sus financistas. La nostalgia del Deutsche Mark y las políticas de familia para producir más arios apela a la imaginación y no la realidad.

Herramientas tácticas para construir las salidas estratégicas

Portada de L’Humanité tras la victoria del primer Frente Popular de las izquierdas en Francia (1936).

En un contexto global con un alto grado de volatilidad y de incertidumbre generalizada, no es casual que en Alemania, al igual que en otros países, se consoliden alternativas de derecha que basan sus argumentos en la necesidad de dotar de algo de previsibilidad al futuro. Los partidos gobernantes (FDP, Grüne, SPD) aún tienen el apoyo del gran capital de Alemania pero ya comienzan a verse fisuras en este apoyo y un nuevo alineamiento de la mano de un posible gobierno entre CDU y AfD, al igual que sucede en EEUU entre Trump y Elon Musk.

A su vez creemos que no hay que confundir las victorias electorales de partidos de la derecha como al AFD o la CDU como resultado de una convicción política con el programa que estos partidos proponen sino más bien una situación coyuntural que busca en partidos con un fuerte discurso conservador reforzar la idea de que ante la crisis se puede asegurar el futuro a través del orden, la represión y el ajuste economico.

Por su parte el voto del BSW, que aparece como un fenómeno difícil de entender por su crítica al capitalismo financiero al mismo tiempo que propone un programa profundamente conservador en términos sociales, demuestra más la critica al sistema de algunos sectores populares que una adhesión ideológica.

Por esto consideramos que la tarea de la etapa es la disputa por los sectores populares que votan a estas salidas conservadoras a la crisis, acercando un programa alternativo en donde se pueda ver una críticia a la financierización de la vida y al programa de ajuste de los gobiernos. Allí no podemos obviar la crítica a las grandes corporaciones como Blackrock, entre otros, pero tampoco a la alianza de los partidos dizque progresistas como SPD y Die Grüne con ellas. Los sectores pequeños y medianos agropecuarios, pequeñas y medianas empresas y trabajadores son un sector clave para organizar un movimiento de masas. Si tenemos en cuenta que estos sectores son los que proporcionalmente pagan más impuestos y al mismo tiempo mueven los procesos económicos junto a les migrantes, no es tan difícil pensar en una alianza antineoliberal junto a ellos.

También debemos enfocar nuestros esfuerzos en disputar a les activistas o simpatizantes de estos partidos desilusionados por la deriva belicista, antimigrante y neoliberal del gobierno actual. Existen grandes sectores desencantados debido a política imperial y colonial desarrollada por SPD y Die Grüne que da por tierra con los anhelos progresistas de muches integrantes de esas fuerzas. Algo similar sucede con Die Linke y su apoyo al genocidio en Gaza.

En términos de la construcción política, resulta fundamental, en momentos de grave crisis política (debido a la incapacidad de resolver los problemas básicos de la sociedad), apuntar a construir herramientas con pisos mínimos de acuerdo, que sean discutidos con otras organizaciones políticas y sociales. Esto se traduce en un frente popular en contra del neoliberalismo, en contra de la guerra y del fascismo. Esto no implica que tengamos que acordar en otros puntos estratégicos o ideológicos pero sí en un entendimiento conjunto de las bases de una sociedad democrática. Tenemos que comenzar el desarrollo de un frente popular internacionalista que tenga en cuenta las perspectivas migrantes desde el sur global, trayendo la experiencia de los movimientos sociales y políticos.

En ese sentido las experiencias de luchas en contra de los planes de ajuste del FMI y la política de austeridad en América Latina pueden resultar claves para el contexto actual europeo. Discutir la política de austeridad fiscal (de la mano de la Schuldenbremse), la política impositiva para las grandes fortunas, la disminución del IVA para los productos basicos, que el salario sea igual para el mismo trabajo (sea este realizado por trabajadores en el Este de Alemania, migrantes o cuerpos feminizados), que los voluntariados sean reconocidos como trabajo y un salario mínimo de 15 euros por hora. Todos estos son ejes indiscutibles de una agenda de izquierda popular en un frente popular con pretensión de disputar el poder a las grandes corporaciones.

En conclusión creemos que la derechización de la sociedad hay que enfrentarla enfocándose en los problemas reales de los sectores populares y no defendiendo una linea identitaria de izquierda o progresista. Para esto es clave influir en los sectores desencantados de la política, al mismo tiempo que luchamos contra el discurso racista y islamofóbico del BSW, la CDU o la AfD. Tomando las consignas anti-imperialistas, en contra del genocidio en Gaza y los proyectos neocoloniales de Occidente como bandera.

Foto: La France Insoumise.

Donde las elites fomentan divisiones, nosotres debemos construir solidaridad entre migrantes de todos lados y de cualquier estatus. Entre les trabajadores, la clase media y baja migrante y no migrante existen los mismos intereses: terminar con una sociedad orientada a satisfacer los deseos del 1% de la población mundial que concentra las riquezas.

El capital que destruye nuestro mundo es global y nacional, así de amplia deberá ser entonces nuestra resistencia. Estamos junto a los pequeños y medianos productores agrícolas en contra de los TLC, junto a la clase media y baja en contra de la flexibilización laboral y la pérdida de los derechos sociales, estamos junto al movimiento de justicia climática y estamos en contra de las guerras imperialistas y la militarización.

Nosotres proponemos un futuro sin superricos y con las industrias básicas como energía, alimentación, cuidados y vivienda, medios de comunicación y las teconologías como IA en propiedad de las comunidades mismas y una forma de organizarse donde las mayorías empiezan a volver a tener la esperanza que la redistribución es posible.

Somos les migrantes organizades por un mundo sin centros ni periferias. Somos les migrantes que creen en la libertad de migrar como un derecho. Somos les alemanes que alzan la voz, somos les alemanes racializades, somos les perseguides por opinar diferente, somos la otredad, somos les indeseables. Somos el Este negado, somos el Sur en revuelta.

  1. https://www.eleconomista.es/economia/noticias/11087781/03/21/El-85-de-la-poblacion-mundial-vive-con-menos-de-30-dolares-al-dia.html ↩︎
  2. Proceso que ha ido consolidándose desde la crisis del 2008 en donde con el salvataje a los bancos y al sistema financiero en general quedo en claro cuales son los intereses que se jerarquizan ante las crisis. ↩︎
  3. En la plataforma de todos los partidos que tienen bancas actualmente en el Bundestag se declara la intención de facilitar la entrada de migrantes en estos sectores a través de una flexibilización de la
    Fachkräfteeinwanderungsgesetz. ↩︎
  4. Las elecciones en Thuringen, Sachsen y en Brandenburg han demostrado lo ineficaz de esta política de intentar “derechizar” el discurso en pos de conseguir los votos de la AfD o CDU. ↩︎
  5. En algunos casos estas medidas son ilegales y otras representan una violación a los derechos humanos. ↩︎