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Primero de mayo 2020: ¡La pandemia es una cuestión de clase!

Comunicado del Bloque Latinoamericano Berlín

Este año, el 1 de mayo se conmemora y celebra en medio de un estado de excepción global. En todo el mundo, las diferentes actividades y marchas han sido modificadas o canceladas. En el caso de Berlín, también el llamado “Myfest”, creado por el capital con complicidad estatal para anular y despolitizar este día de lucha de lxs trabajadorxs, tendrá que ser cancelado.

Sin embargo, no todxs pierden con la pandemia: las megaempresas han seguido lucrando de esta lamentable situación a nivel mundial. Amazon, una de las expresiones más evidentes del carácter inhumano y explotador del capitalismo digital reporta ganancias descomunales mientras su fundador, el magnate Jeff Bezos, se resiste a proveerle a sus empleadxs las mínimas condiciones sanitarias para tener un ambiente laboral seguro. Zoom Video es otra de las empresas que han sacado provecho, ofreciendo servicios para videoconferencias gratuitas por un límite de tiempo, mientras hace uso de los datos de sus usuarixs para perfilarlxs y luego compartirlos con otras megaempresas como Facebook. El capital sigue violentando los derechos tanto de lxs trabajadorxs en situación precaria como de lxs trabajadorxs promedio. Otras empresas en el área de comida, por ejemplo, siguen activas en la época más delicada del COVID-19 sin siquiera garantizar a sus trabajadorxs medidas de seguridad e higiene. ¿O quién no ha visto a repartidorxs de comida sin mascarillas?

La clase trabajadora está en el centro de la devastación de esta pandemia: viviendas insalubres, hacinamiento, recursos escasos, salarios de miseria, servicios públicos colapsados, precariedad laboral y vital que impone el trabajo en condiciones inseguras. Y si hay alguna duda, preguntamos: ¿Qué grupo compone la mayoría de infectadxs aparte de lxs ancianxs, si no es la clase trabajadora y migrante? ¿Y sobre quiénes recaen las preocupaciones más graves en el caso de infección? Sobre las personas sin acceso a tratamiento médico y sin condiciones financieras para quedarse sin empleo mientras se recuperan. Solo con leer las noticias sobre lxs afectadxs del COVID-19 en Estados Unidos, México, Inglaterra queda claro que la falta de equipamiento necesario (como respiradores y camillas en los hospitales) potencializa sistemas de categorización hegemónicos, a través de los cuales se decide quiénes tendrán acceso al tratamiento. Uno de los criterios de exclusión son las condiciones preexistentes de salud. Sin embargo, este capacitismo institucional no afecta a todxs por igual, sino en primera línea a las personas precarizadas.

Basta con estos ejemplos para reflejar lo evidente: la crisis pandémica global es también, y sobre todo, una cuestión de clase. Esto se vive en toda América Latina, y de la manera más descarnada en Guayaquil (Ecuador), donde fueron lxs integrantes de la clase explotadora y privilegiada lxs que (una vez más) trajeron una epidemia desde Europa para infectar irresponsablemente a sus empleadxs, que asistían a residenciales y condominios a servirles. El desastre sanitario subsiguiente es clara consecuencia de los recortes del gasto público impuestos por el neoliberalismo en los últimos años, una tendencia en la mayoría de países latinoamericanos. El discurso liberal de celebrar a trabajadorxs de la salud y demás “trabajadorxs esenciales” como héroes es solo una expresión de la hipocresía de un sistema que desprecia y descarta permanentemente a campesinxs, educadorxs, enfermerxs, médicxs, personal de limpieza, cuidadorxs y demás proletarixs a favor de lxs que no producen nada más que explotación y desigualdad.

Nosotrxs, desde el Bloque Latinoamericano, reconocemos las múltiples significancias que tiene el 1. de mayo para tantas personas, situadas en sus identidades y oprimidas por diferentes sistemas de desigualdad patriarcal, racista, capacitista y de clase. Conscientes de esta interseccionalidad, conmemoramos el Día de lxs Trabajadorxs, saludándolo como símbolo mundial de lucha contra el capital, contra la explotación y contra la discriminación, también (y más aún) en tiempos de COVID-19.

Este nuevo punto de inflexión en la historia nos da otro argumento para urgir la necesidad de cambiar el orden mundial: el orden capitalista. Ya no puede caber duda que son los trabajos esenciales e invisibilizados los que en realidad sostienen la vida en el planeta: el trabajo de lxs campesinxs para la obtención de alimentos, el trabajo del sector de servicios como los supermercados para seguir proveyendo a lxs consumidorxs para satisfacer muchas de sus necesidades, el sector de la salud con presupuestos recortados o estancados, el sector de la educación, el sector de servicios de cuidados que es el que continuó trabajando 24/7, aún en línea. También en el plano del hogar, no se han detenido los trabajos reproductivos, que en su mayoría recaen en cuerpos feminizados, y que en estos tiempos son exacerbados por la imprescindibilidad del cuidado y sostenimiento de personas y viviendas. ¿Cuánto de los trabajos productivos dependen realmente de este trabajo reproductivo (remunerado o no) que a menudo no es considerado y del cual el sistema capitalista se ha aprovechado?

Las luchas sociales deben siempre darse (también) en las calles. En esta ocasión no celebramos el 1. de mayo marchando, conscientes tanto de la necesidad de cuidarnos como de que el capitalismo aprovecha esta situación como oportunidad para impulsar su verdadero carácter autoritario y represivo. Sin embargo, continuamos denunciando el sistema laboral imperante y buscando caminos para que nuestras acciones colectivas promuevan un cambio radical en el mismo. Y a las calles, ¡volveremos!