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A casi una semana de la aparición sin vida del cuerpo de Maffy, algunas reflexiones políticas sobre el caso…

María Fernanda Sánchez Castañeda era una estudiante de 24 años, proveniente de México. Había venido a Berlín a estudiar su maestría hacía seis meses. El 22 de Julio, Maffy, como le decían sus amigues y familiares, desaparece de su domicilio. La única información que tuvimos durante 2 semanas, es que quienes fueron a buscarla a su casa encontraron la puerta abierta y el celular sobre la cama. Dos semanas después, el 5 de Agosto, el cuerpo de Maffy es encontrado sin vida en el canal de Teltow en Adlershof , a 10 cuadras de su hogar.

Desde el 23 de Julio, cuando me enteré de la desaparición de María Fernanda, mi cabeza es una montaña rusa de sensaciones, emociones y preguntas. No solo de preguntas particulares acerca del caso – como las múltiples teorías sobre qué habrá pasado y de qué manera -, sino también preguntas acerca del significado político de lo que pasó. Porque si partimos de la base de que todas las mujeres migrantes latinas que conozco en Berlín coincidimos, en mayor o menor medida, en la sensación de “podría haber sido yo”, podemos estar todes de acuerdo en que el caso se politizó en el instante en que lo transformamos en organización y contención emocional.

Este texto no es para hablar sobre teorías conspiratorias alrededor de qué pasó o qué podría haber pasado. La autopsia fue conocida recién ayer y todavía estamos esperando los resultados de la investigación, y es de una gran irresponsabilidad sacar conclusiones apuradas antes de tener datos concretos. Este también es el momento de respetar y acompañar el duelo de les familiares y amigues, y comenzar a difundir por los aires teorías sin fundamento es justamente lo contrario.

Lo que sí me gustaría compartir son algunas reflexiones políticas que este caso me despertó:

La primera gran reflexión tiene que ver con la importancia de una comunidad migrante organizada. ¿Habríamos encontrado a Maffy si no fuese porque una enorme parte de la comunidad latina se organizó para buscarla? ¿Habríamos llegado a tantos medios de comunicación, hasta inclusive por fuera de Alemania y México, si no hubiésemos estado todes compartiendo sistemáticamente su foto? ¿Tendríamos hoy la entereza emocional que se necesita a la hora de hablar del tema, escribir una reflexión e inclusive demandarle al Estado mayor responsabilidad, si no hubiese sido por la contención emocional que día a día nos brindamos como comunidad? No soy adivina, pero me atrevo a decir que nada de todo esto habría sido posible sin nuestra comunidad organizada.

Es muy importante resaltar y recordar que no fue la policía quien encontró a Maffy, sino que fue la auto-organización de la comunidad la que llevó adelante las tareas que son responsabilidad del Estado (desde las brigadas de búsqueda y las pegadas de carteles, pasando por la contención de les afectades y terminando por el momento en el que se encuentra el cuerpo sin vida en el canal).

Esto me lleva a una segunda reflexión: que si hay algo peor que tener un Estado incompetente, es tener uno completamente desinteresado. Este caso es un ejemplo muy concreto de lo que vivimos día a día como migrantes: la desidia del Estado, el desinterés y el hecho de que somos cuerpos descartables.

Cuando digo “este caso” no me refiero solo a la desaparición concreta de Maffy, sino a toda la conmoción, reacción y organización que hubo alrededor de esa situación en particular. Toda esta situación fue, sin duda, producto de la precariedad de les migrantes: en el acceso a la salud, en lo laboral, en violencia que vivimos en la calle, en la vulnerabilidad frente a las instituciones estatales, frente a la policía. Alemania es un país donde el acceso a la salud mental es casi imposible debido a la escasez de terapeutas habilitades para atender mediante el seguro de salud, por los fuertes niveles de estigmatización alrededor de la terapia, y por las trabas de la burocracia. Este caso nos conmocionó mucho porque primó la sensación colectiva de que podríamos haber sido cualquiera de nosotras o nosotres. Y esa sensación es resultado de las políticas precarizantes y neo-liberales del Estado Alemán por sobre nuestros cuerpos y nuestras mentes. El mix de políticas neo-liberales que generan la dificultad de acceso a la salud mental, la inoperancia de la policía que en DOS semanas no pudo encontrar el cuerpo de Maffy en el canal que quedaba a 10 cuadras de donde vivía, la lentitud para realizar una autopsia y comunicarle a la comunidad qué sucedió… Toda esta desidia y abandono es responsabilidad del Estado, porque es quien cuenta con los recursos económicos, sociales y políticos para brindar las soluciones.

Para bien o para mal, la reflexión más grande que me llevo es corroborar una vez más la importancia de una comunidad organizada en Alemania, con capacidad de reacción y contención. Una comunidad que tenga la capacidad de abrazarse, al mismo tiempo que intenta solucionar los problemas colectivos mientras le exige a las entidades estatales que son ellos quienes deberían estar haciendo ese trabajo.

Hoy más que nunca se que no me cuidan la policía ni el Estado, me cuida mi comunidad.

Descansa en paz Maffy, que tu experiencia sirva para que no nos pase nunca más.