(a modo de análisis de una crisis profunda)
LA TOMA DEL PODER: UN TRUENO EN NOCHE CERRADA
Yo soy un revolucionario y cada día soy más revolucionario, porque cada día me convenzo más de que el único camino por el cual nosotros podemos romper la hegemonía capitalista, podemos romper la hegemonía de las oligarquías de estas tierras es por el camino de la revolución, no hay otro camino (…) sólo a través del socialismo lograremos una sociedad más justa
Hugo Chávez
Para iniciar este texto, necesitamos convenir que toda discusión sobre la situación de Venezuela debe considerar los (incluso dentro del dogma burgués-liberal) desfachatados y burdos intentos por sacar del poder al gobierno de Chávez y luego de Maduro por parte de intereses estadounidenses y de la derecha local y regional. Sin duda el más engorroso es el de Juan Guaidó, personaje infame que se prestó al ridículo juego de la ultraderecha hemisférica para sacar del poder al PSUV (Partido Socialista Unido de Venezuela)con una serie de tretas dignas de un villano de cómic, solo que con menos gracia. Necesitamos convenir también que Venezuela posee bajo su suelo las reservas de petróleo pesado más grandes del mundo, además de coltán, oro, diamantes, gas y agua; y esto ha puesto al país y todo su acontecer en el foco, sobre todo cuando estos recursos dejaron de ser una garantía asegurada de patrio trasero para la economía del bloque hegemónico capitalista representado por las trasnacionales estadounidenses.
En el plano nacional, el proceso político iniciado en 1999 en Venezuela irrumpe como un trueno en noche cerrada, cuando la caída del muro de Berlín, el fin de la revolución sandinista y la transición latinoamericana a la democracia burguesa mostraban un escenario igual o más difícil que el actual para la izquierda. Se había abandonado la lucha por el estado en pos de la participación en la sociedad civil, en forma de ONGs, movimientos atomizados o, en el caso de México, la lucha armada guerrillera autocontenida en la región de Chiapas.
Chávez llega al poder en el 99 como un militar bolivariano que había intentado unos años antes dar un golpe de estado (4 de febrero de 1992), con simpatías con la izquierda y con Cuba. Rápidamente se ve sobrepasado por el movimiento constituyente, del cual él es líder indiscutible pero que cristaliza más allá de su figura a los deseos libertarios de la izquierda venezolana, a pesar del escepticismo que había por parte de la izquierda más radical, vinculada a los grupos armados del campo y la ciudad, ya que Chávez era un militar y en ese momento tenía un discurso nacionalista y reformista. No podemos profundizar más en los diferentes momentos del proceso llamado chavista; basta recordar el fallido golpe militar de 2002 como el punto de quiebre del Chávez nacional-popular hacia el Chávez revolucionario-socialista, acuerpado por la tradición de lucha que lo precedía, entre ellas la del PCV, hoy proscrito por el madurismo.
Es importante, sí, mencionar que el proceso del chavismo se caracterizó por una ocupación y transformación de las instituciones del estado en todos los niveles por parte de militantes de la izquierda de las filas de las últimas guerrillas desmovilizadas de los años 80, los movimientos sociales o líderes comunitarios que en los años noventa lograron un poder de base en defensa de los derechos sociales (agua, vivienda, salud, educación, transporte público, cupo universitario, etc.) en las principales ciudades del país. El chavismo fue marcado también por un crecimiento acelerado y profundo de estructuras del poder popular como las comunas, los consejos comunales y consejos de trabajadores, que rápidamente entraron en contradicción con el poder constituido del estado, generando un poder paralelo y en disputa con la burocracia. Esta ocupación o popularización de las instituciones también vació a los movimientos sociales, generando dependencia y una institucionalización de las luchas populares.
En el plano regional, es innegable (y no necesariamente condenable) el peso que tuvo el impacto de la renta petrolera para la diplomacia venezolana en esos años; si bien es cierto que no se rompió con el mandato capitalista-extractivista, sí se pusieron los recursos, por primera vez, en las manos de quienes más los necesitaban. La mayor expresión de esto fueron las misiones médicas, educativas, culturales, deportivas, habitacionales, pero también la red Petrocaribe y del ALBA, que permitieron a países como Cuba y Nicaragua reducir la pobreza (este último, en medio de una malversación y enriquecimiento ilícito masivo de dirigentes a través de la solidaridad bolivariana), y a las izquierdas de Argentina, Uruguay, El Salvador, Honduras y Ecuador (entre otras) recibir un respaldo firme y consecuente. Como respuesta a estas políticas del gobierno y los procesos internos de cambio social, miles de internacionalistas de todas partes del mundo fueron a Venezuela y formaron parte de las filas de las diferentes estructuras estatales y no estatales de la llamada Revolución Bolivariana.
EL TELESCOPIO DEL TABLERO DE AJEDREZ MUNDIAL: FIN (O AL MENOS TAMBALEO) DEL NEOLIBERALISMO. IMPERIALISMO VS FUERZAS CAPITALISTAS EMERGENTES
Y como diría el guerrillero heroico Ernesto Guevara, ese que un día como ayer dio su vida allá arriba en las montañas del Yuro, luchando por la dignidad de los pueblos, luchando por la humanidad humana, permítanme la expresión, el Che una vez dijo: no se puede construir el socialismo con las armas melladas del capitalismo, el socialismo se construye con teoría socialista y con proyecto socialista y por ese rumbo vamos a continuar transitando, consolidando, echando nuevas bases, construyendo nuevas estructuras, renovando.
Hugo Chávez
La década ganada de Chávez, que podríamos definir entre los años 2002-2012, parece corresponder ya a un pasado lejano, y en términos políticos lo es de cierta forma. El consenso neoliberal-democrático, con figuras como Obama, Fox, Merkel, Zapatero, Tony Blair, Sarkozy, Hu Jintao, pasando por „nuestrxs“ Cristina Fernández de Kirchner, Michelle Bachelet, Ollanta Humala, hasta Correa y Evo (los más contestatarios dentro del mismo) ha ido siendo desplazado, a grosso modo, por tendencias racistas, fascistoides y ultraderechistas, en el llamado occidente, y por el fortalecimiento del autoritarismo, el secretismo y el militarismo, en las potencias que retan a Euronorteamérica.
Es en esta realidad geopolítica donde la disputa por Venezuela debe ser enmarcada. A diferencia de la década ganada, en ella el anti-imperialismo pierde su potencial socialista, emancipador y, de hecho, libertario; se transmuta en un nacionalismo que fortalece vínculos con estados anti-EEUU reaccionarios como Irán, Rusia, China y Turquía. Países que, después de las sanciones económicas implementadas por parte de Estados Unidos que tuvieron un impacto criminal sobre la población venezolana (con una economia aun totalmente dependiente de la renta petrolera) se establecieron como aliados económicos; agudizando o continuando la pérdida de la soberanía en extensos territorios ricos en minerales y políticas extractivistas, a cambio de tecnología, medicamentos, alimentos, formación profesional, etc. La lucha por la supervivencia, en medio del cerco imperial, ha obligado al gobierno a dejar las banderas emancipadoras y la consecuencia ideológica, supeditándose así (con mayor o menor disposición) a las estrategias geopolíticas de las potencias mundiales.
EL MICROSCOPIO DE LA DEGRADACIÓN DEL MADURISMO: DE UN SOCIALISMO EN CIERNES QUE GIRÓ NO A LA LIBERTAD, SINO A LA REPRESIÓN
Y ese es otro de los elementos centrales de la nueva dinámica para lograr la mayor eficiencia en la transición política, económica, social, y en el combate a tantos males, el protagonismo del Poder Popular, continuar dándole más poder al pueblo, esa es la solución. No es el poder de las burocracias y de las élites lo que va a solucionar los problemas del pueblo. Darle poder al pueblo. Sólo el pueblo salva al pueblo, pero necesita poder, un pueblo con poder, con poder político, poder de conciencia.
Hugo Chávez
DEMONIZACIÓN POR PARTE DE LA PRENSA
En este contexto, resulta especialmente difícil separar la paja del trigo debido a la manipulación mediática, que desde el primer día se propuso maximizar cada error, cada muestra de incapacidad y cada abuso de Maduro para plantear la matriz de opinión que justificara su “salida” a como lo llamó el opositor ultraderechista Leopoldo López en 2014.
Lo lamentable, es que el accionar político del PSUV y la nueva clase política en el poder (enriquecida corruptamente) en estos años se ha ido pareciendo cada vez más a aquella caricatura, por lo que la mayoría de denuncias, incluso de la derecha, suenan plausibles para muchxs y apoyan a la confusión ideológica e inacción práctica frente al drama del pueblo. Sin embargo, la situación es aún más ensortijada debido a que no hay un PSUV ni mucho menos un chavismo. Si a niveles medios o altos el compromiso, la consecuencia y la honestidad son cada vez más escasos a medida que se va ascendiendo en el escalafón burocrático, muchas personas honestas y comprometidas siguen existiendo en los barrios, que con mayor o menor crítica luchan por mantener el poder popular, con cada vez mayores dificultades materiales y políticas.
DEBILITAMIENTO Y COOPTACIÓN DE LAS INSTITUCIONES
Frente a la intransigencia y bravuconería de la derecha, sobre todo a partir de 2015, el gobierno de Maduro no busca el diálogo con el pueblo o con sectores moderados, sino en primera instancia la cooptación de las instituciones estatales y el atrincheramiento detrás de la llamada „unión civico-militar-policial“. Además, negocia con los sectores económicos más poderosos, anteriormente en la acera del frente, como FEDECAMARAS, para garantizar la permanencia en el poder, dejando por fuera a los sectores populares y haciendo caso omiso de los mecanismos de participación y decisión popular establecidos en la constitución, el Plan de la Patria y la ley de Comunas. Mientras la arbitrariedad judicial, el autoritarismo militar, la burocracia y corrupción aumentan, la autocrítica y el disenso son dejados progresivamente a un lado, con el pretexto de las (más que reales) sanciones gringas como primera contradicción, que encubre el desmantelamiento del estado de bienestar alcanzado con Chávez. Este proceso de descomposición no se da de un día para otro ni en todos lados de la misma forma, y podríamos decir que se está aún llevando a cabo en la actualidad.
CHAVISMO: GLORIAS Y TROPIEZOS
Nosotros no queremos ser ricos; ser rico es malo, es inhumano, así lo digo y condenen a los ricos cada vez que les dé la gana.
Hugo Chávez
Más allá de sus alcances, más allá de sus triunfos, de la tergiversación mediática y de la presión extranjera, debemos reconocer que los gobiernos de Chávez tampoco fueron perfectos.
La compleja construcción de un estado completamente nuevo, donde las comunas descentralizadas fueran un poder novedoso, donde los recursos sirvieran a las mayorías, y donde el feminismo y el antiimperialismo fuera política de estado, no podía estar exenta de tropiezos, de errores y abusos.
Uno de ellos fue la corrupción, que no se justifica con el acoso imperial y que, si con Chávez mostró su cabeza, con Maduro alcanzó proporciones estratosféricas. Luego de la muerte del comandante, el enriquecimiento de los cuadros medios y altos, a costa del estado, mientras la población sufría los estragos del cerco imperial, fue uno de los motivos por los cuales muchas personas abandonaron su apoyo al proyecto chavista.
Otro tropiezo fue la incapacidad de superar la dependencia del proceso de la presencia del líder. En términos de psicología de masas y también en términos materiales, la muerte de Chávez significó para el pueblo venezolano una pérdida aún insuperable. La identificación política del pueblo con Chávez no se puede explicar solo desde la categoría de caudillo, aunque este término puede ser cercano a lo que este líder político significó y significa en la psiquis de lxs venezolanxs. El pueblo venezolano está marcado por la herencia colonial del catolicismo (Jesucristo) y el patriarcado, y también por la gesta independentista en la figura de Simón Bolívar. Chávez era cristiano y además reivindicó la imagen de Bolívar como Libertador de América y su proyecto de unidad latinoamericana con la Gran Colombia. Otro elemento que explica esta identificación del pueblo con el líder político es su posicionamiento de clase. Chávez fue el primer presidente que venía de la clase proletaria (en Venezuela, a diferencia de otros países de América Latina, el sector militar tiene un gran componente de hombres y mujeres de origen popular) que se veía como la mayoría de lxs venezolanxs, y que hablaba como uno más del pueblo y entendía sus carencias y sus esperanzas; algo que también caracterizó a Chávez fue su increíble capacidad discursiva, conocida solo con Fidel, en nuestro continente. Este dato no se puede pasar por alto, como ya es sabido, las reflexiones culturales e ideológicas juegan un rol fundamental en la ecuación de la realidad y en la lectura que se hace de la misma.
Su muerte significó también la muerte de un proceso político, depositado en gran medida en la concentración de poder y liderazgo, y en la ausencia de una revolución cultural capaz de acabar con la enraizada práctica de la corrupción y el rentismo dentro de la estructura gubernamental y lamentablemente también en la práctica política y el ejercicio del poder popular en las comunas, consejos comunales, etc. Pero no se puede sacar del tablero el impacto de la constante e intensa guerra de cuarta generación y todos los intentos de intervencionismo, violencia, injerencia y acciones de manual ejercidas por los partidos de derecha tradicional y nuevos, apoyados por la OEA para derrocar al nuevo gobierno de Nicolás Maduro, a quien hace tiempo se le agotó la estrategia simbólica de asociación con la figura de Chávez para mantenerse en el poder.
Finalmente, el pragmatismo político a nivel global, que se regía por la a menudo nociva máxima de „el enemigo de mi enemigo es mi amigo“, comenzó a ponerse en práctica con Chávez, lo que lo hizo cerrar filas sin miramientos con figuras como Assad en Siria o Ahmadinejad en Irán, aunque sin comprometer en el proceso a los intereses nacionales, como sucedería después.
LAS ELECCIONES Y LA ENCRUCIJADA
A quienes votaron contra mi propuesta igual les agradezco y les felicito.
Porque han dado una demostración y han comprobado además, si tenían dudas, de que este es el camino y ojalá se olviden para siempre de las trochas ¿no? De los saltos al vacío, de los caminos de la violencia, de la desestabilización, del desconocimiento a nuestras instituciones.
Creo que la democracia venezolana – lo decía hoy cuando fui a votar esta mañana – va madurando, y cada proceso de estos que vivimos , cada jornada electoral, cada jornada política va permitiendo que nuestra democracia, que en nuestro país continúe madurando este nuevo proyecto histórico que comenzó en 1999.
Hugo Chávez
Desde cierta izquierda se confunde la crítica a la democracia liberal con la democracia a secas. Más allá de los límites establecidos sobre la democracia liberal por la hegemonía y por los poderes económicos que votan con su capital, mantenerse en el poder contra la voluntad de las mayorías y contra las mismas normas nacionales no tiene nada intrínsecamente de revolucionario ni de socialista. Chávez, que bien sabía esto, reconoció la derrota en el referendo de 2007; lxs sandinistas (lxs de entonces) lo supieron en 1990, antes de su degradación ideológica en la que cayeron progresivamente. Son dolorosas las derrotas, son crueles los efectos del neoliberalismo cuando triunfa; pero más doloroso es desgarrar una causa popular cuando se insiste en gobernar con el pueblo en contra.
Hasta ahora, no hay evidencia de fraude en Venezuela, a pesar de que el partido de María Corina (principal oponente de Nicolás Maduro) haya cantado fraude desde horas de la tarde del 28 de julio, antes que se emitieran los resultados por parte del organismo rector. Pero tampoco hay evidencia del triunfo de Maduro, quien denuncia un sabotaje al sistema de transmisión de datos pero no da mayores explicaciones de cómo pudo suceder esto. También es evidente la falta de profesionalismo de las instituciones, cooptadas por el madurismo, incluyendo al Tribunal Supremo de Justicia, cuya presidenta es militante del PSUV. Por otra parte, gran parte de los candidatos que participaron en las elecciones presidenciales reconocen los resultados dados por el Consejo Nacional Electoral el 28 de julio.
El día 29 de julio iniciaron las protestas en casi todo el país reclamando la publicación de todas las actas electorales y denunciando fraude, a pocas horas la narrativa y la violencia subió de tono, y por primera vez las protestas no fueron solamente en las zonas ricas de las ciudades sino en las zonas populares, los pueblos y caseríos. Es complejo caracterizar estas protestas, debido al precedente de las llamadas guarimbas del año 2016/2017, que dejaron un saldo de centenares de personas asesinadas solo por su color de piel, por su vínculo con el PSUV o por ser líderes comunitarios. Estas guarimbas estaban compuestas por grupos de civiles armados, o por grupos criminales (también pagados) que causaron terror y violencia en todo el país. Por ello, la credibilidad con la que cuenta la oposición de derecha en Venezuela está todavía en entredicho, al haber demostrado su disposición a apoyar estos crímenes.
Esta vez, sin embargo, las protestas eran diversas, por una parte estaban las personas del común que mostraron en la calle su hastío hacia el gobierno, y la situación de pobreza extrema en la que se encuentra la población, y por otra parte grupos desestabilizadores (compuesto en su mayoría por menores de edad de las zonas populares) que dejaron un saldo de varios policías, guardias nacionales y líderes comunitarios muertos, hospitales, sedes policiales y radios comunitarias quemadas. La respuesta del gobierno fue una represión policial contundente. A un mes de las elecciones presidenciales se calculan más de 2000 detenidxs, acusadxs de terrorismo y por ende con penas de más de 20 años de prisión y sin derecho a la defensa; muchos de ellxs son jóvenes pobres que fueron detenidxs de forma arbitraría sin haber participado en protestas. Las carreteras y las ciudades del país están completamente tomadas por las fuerzas policiales, quienes detienen de forma arbitraria a jóvenes pobres, solicitando sus teléfonos celulares como evidencia de su participación en las movilizaciones o solo por opinar en sus redes sociales o mensajes, u obligándoles a dar declaraciones falsas. Estas prácticas de terror (con policías encapuchados con armas de guerra transitando por las calles) son una muestra evidente de una perdida de derechos civiles y una vuelta a los tiempos más turbios y violentos de los años de la cuarta república (hasta 1998).
El descontento hacia el gobierno es muy grande y creciente, sin embargo a pocos días los líderes de la derecha que llamaban a la gente a la calle como carne de cañón perdieron fuerza de convocatoria, ya sea por miedo a la represión, por pérdida de confianza en líderes que no se exponen a la violencia policial en la calle, o por la necesidad apremiante de trabajar para resolver la economía familiar, sostenida en gran parte por las actividades económicas informales, imposibles de llevar a cabo en las ciudades paralizadas por la protesta social. Estamos clarxs que María Corina y su camarilla representan todo lo contrario a una alternativa popular y emancipatoria al madurismo; si las clases populares votaron por ella, fue por el hastío de las mismas ante casi una década de corrupción, burocratismo y cinismo por parte de la dirigencia del PSUV, y de cerco imperial en forma de sanciones. Dentro de la izquierda, y frente a la enorme incertidumbre electoral, no parece terminarse de zanjar la discusión de si es legítimo reconocer cuando un pueblo decide él mismo girar hacia la derecha más rancia y oligárquica, y cómo debemos enfrentar este escenario cuesta arriba.
DOS VALORES INALIENABLES: ANTIIMPERIALISMO Y DERECHOS HUMANOS
El partido no puede adueñarse, cuidado, de los Consejos Comunales, no, no verdad que no, no lo permitan ustedes.
El Consejo Comunal no puede ser un apéndice del partido, estaríamos matando, al bebé, ¿cuál es el bebe? los Consejos Comunales.
Estaríamos produciendo un aborto, ustedes no lo permitan, no lo permitan.
El partido ayuda, tiene que ayudar el partido impulsa, tiene que impulsar, el partido forma cuadros.
Los Consejos Comunales no pueden ser apéndices de las Alcaldías, no pueden ser, no deben ser.
No se dejen.
Hugo Chávez
Junto con la democracia, la libertad y otros muchos, los derechos humanos son un significante que ha sido confiscado en muchos casos por la derecha. Creemos que la izquierda, si pretende ser revolucionaria, debe recuperarlo en toda su amplitud. Los derechos sociales, políticos y económicos son banderas que en ningún caso deben ser entregadas a la reacción, porque son el resultado de luchas históricas de los sectores populares y movimientos sociales. Tan imprescindible es el derecho a manifestarse o a elegir con reglas claras y justas a nuestrxs representantes como el derecho a no ser explotadx económicamente o a irse a la cama sin hambre, a no ser asesinadx por no ser heterosexual, o a no ser bombardeadx por un año por bombas sionistas.
Es una tarea extenuante, permanente, desafiante pero necesaria mantener el respeto al derecho humano sin caer en el juego y la manipulación del imperialismo y la derecha. Por otro lado, no es derecho humano quemar, asesinar, perseguir políticamente, y mucho menos enviar a otras personas a hacer todo lo anterior. Tampoco es un derecho internacional intervenir militarmente o a través de sanciones a un país soberano, independientemente si este es más o menos autoritario. Sabemos que más allá de lo desesperante de la deriva autoritaria, nada bueno puede venir de las garras del águila.
El pueblo venezolano conoce, por su historia de lucha y resistencia, la represión policial y militar de los años de la democracia burguesa; cuando los comandos antiguerrilla eran entrenados por fuerzas policiales israelíes y estadounidense para asesinar, torturar y desaparecer estudiantes, obrerxs y guerrillerxs ante el silencio del mundo. Es por eso que una de las tareas más transformadoras que tuvo el gobierno de Chávez fue la reforma y centralizacion de las fuerzas policiales. La universidad de la seguridad fue una apuesta a cambiar el paradigma de la seguridad y el ejercicio policial; y más allá de las contradicciones que esto planteó, las estadísticas dejan claro que durante varios años los ajusticiamientos en las zonas populares por parte de la policía disminuyeron, así como los atropellos contra la población y el abuso de poder. Esto es hoy solo una historia que no vivieron las nuevas generaciones. Lo que se vive ahora es una vuelta a las practicas más extremas de violación a la dignidad humana contra los sectores populares, más allá de las elecciones y las ultimas movilizaciones, todo apunta a una vuelta acelerada a tiempos de persecución y miedo.
El reto del momento: unidad ante el imperialismo, denuncia frente a la mentira
Es la batalla por convencer, ellos con su manipulación, sus mentiras, sus miedos, su propaganda de miedo, nosotros con nuestros argumentos, con nuestras verdades, con nuestra crítica, nuestra autocrítica, pero eso tiene que ser de todos los días y dedicados con esmero. La unidad no es aquello de monolítico: ¡que vamos a hacer todos iguales, y todos patria o muerte venceremos! No no no no, la unidad es diversa, a veces es incluso contingente, es decir va evolucionando. Se fortalece o se debilita como el huracán, sopla fuerte y de repente se va como el viento, como la lluvia, llueve fuerte y de repente deja de llover. Hay que ir cabalgando sobre la unidad revisándola, fortaleciéndola, cohesionándola, alimentándola con debates, con argumentos, convenciendo. Esto es vital.
Hugo Chávez
Es imposible no hacerse la pregunta de qué hacer y qué vendrá. Son tiempos muy difíciles para el pueblo venezolano, donde hay una evidente derrota del proyecto bolivariano impulsado por Chávez, y un aumento de la desesperanza ante la crisis económica y estructural de más de 9 años, que ha llevado a millones de venezolanes a migrar en condiciones de vulnerabilidad y precariedad, y a les que quedan a la sobrevivencia diaria o a la muerte por enfermedades curables, por hambre y por falta de atención médica. Con movimientos sociales totalmente atomizados y grupos de izquierda marginalizados y criminalizados, muchas veces amenazados y perseguidos, hay una pérdida del horizonte político y de una estrategia que pueda recomponer la fuerza social y popular del proyecto bolivariano. Las pocas alternativas políticas son intentos incipientes a quienes corresponde negociar permanentemente con la nueva élite adinerada en el poder y cuidarse del fascismo de los grupos de choque de la derecha.
Pensamos que el camino no es unirse al coro pro-derecha, pero tampoco el silencio cómplice ante la injusticia local. Es necesario hablar, discutir, complejizar, por difícil y engorroso que nos parezca; pero sabiendo de qué forma, dónde y con quienes. Desde la distancia, como colectivo migrante, es imprescindible respetar el dolor de las clases populares decepcionadas y desarraigadas, sin abandonar nuestras convicciones de izquierda, anti-imperialistas y, sí, chavistas.
A lo largo de este texto, hemos presentado citas del presidente Chávez. Nos gustaría terminarlo con la esperanza de una cita de Alí Primera, el cantor del pueblo:
Jala, que la soga se revienta
Y al que te pegó
Sólo llévale la cuenta
Jala, que ya pasa el tiempo malo
Y como en el dominó
Los mirones son de palo
Jala, que la soga se revienta…